Víctimas y verdugos, el tiroteo de la universidad de Oregón.

Extraído de negreiverd

A primeros de este más un individuo enfermo de ansias de dominación, armado con un fusil y pistolas ha irrumpido en la Universidad del Sur de Oregón, el resultado han sido 9 estudiantes y trabajadores de la universidad muertos.
Este mes de julio se ha celebrado el cuarto aniversario de la matanza de Utoya (Noruega). Aprovechando este aniversario el estado noruego ha inaugurado un «centro de interpretación» de la masacre, con la «loable» intención de alejar a los jóvenes del extremismo y la intolerancia. Si bien, es de suponer que para equilibrar posiciones, también en procedido a retirar la residencia y amenazar de expulsión a un superviviente de la matanza y hermano de una de las víctimas.
La matanza de Utoya, con 77 muertos, tiene el record de ser la más grande de la Unión Europea en el siglo XXI (el XX hay muchas de mayores), después de la del 11M de Madrid, supera también el «recuerdo «de la Universidad de Virginia (EE.UU.) con sus 33 muertos en 2007.

Las matanzas en centros educativos, seguida generalmente por el suicidio del matador, son un hecho recurrente. Desde el país donde parece que se inventó, EEUU, donde la escuela de Bath, en 1927 que inauguró la serie con 45 víctimas, hasta Finlandia (2007), Alemania (2002), Japón (2001), China ( 2004), Québec (1989) … A pesar de ser considerado un vicio típicamente americano, en EEUU sólo se han producido alrededor del 50% de los incidentes con más de 8 muertos y el 60% de todas las víctimas.

Corren por medios de comunicación varias hipótesis sobre las causas de estos hechos: la crisis de la familia, del sistema educativo, la falta de valores sociales, de autoridad, la violencia gratuita y extrema en películas si videojuegos … y en el caso americano el argumento de la facilidad de obtener armas de fuego.

La facilidad de obtener armas de fuego es el argumento preferido por los progresistas europeos y americanos, a pesar de que hay menos tres cazo conocidos, Ikeda en Japón con 8 víctimas, Huauji en China con 4 muertos y Dondermonde en Bélgica con tres muertos, donde se utilizaron armas blancas.

La polémica sobre la facilidad para obtener armas de fuego en EEUU es una polémica viciada por el reconocimiento del estado como mediador en todos los conflictos. Esto en el marco de una sociedad, la americana (pero también la europea y la de otros lugares) en que la violencia directa de policías, ejercidos y empresas de seguridad (ejercidos y policías privados) sobre los desposeídos, cada vez más numerosos, es sangrienta y omnipresentes. Basta con recordar el reciente goteo de ciudadanos pobres y desarmados asesinados por la policía de EEUU (y la de otros lugares, por supuesto).

Pero lo más llamativo, para mí, no es la repetición en diferentes latitudes, marcos sociales, casuísticas particulares, ni el vínculo ideológico que se pueda establecer, ni los efectos de determinados contenidos digitales … sino la actitud de las víctimas, la triste conformidad con el fatal destino, estremece esta entrega inerme frente al victimario.

Los jóvenes laboristas noruegos, orgullo de la izquierda europea, eran el resultado de años de educación cívica, participativa, progresista e intercultural, eran jóvenes activos políticamente … y seguramente esta actitud pasiva y resignada ante la muerte es el resultado de toda esta educación, de toda esta «participación».

Parece mentira que en toda la isla de Utoya no hubieran piedras, ni objetos contundentes capaces de dañar el pistolero. Parece mentira que entre cientos de jóvenes no hubiera algunos suficientemente decididos para intentar algo contra el Carnicer. Parece mentira y es un síntoma de algo más profundo que afecta, nos afecta, a las generaciones crecidas los últimos decenios …

Nos hemos civilizado totalmente, hemos entregado nuestro poder a las instituciones estatales. Los servicios sociales nos cuidan, el sistema sanitario nos cura, el educativo nos forma, el policial nos protege … ya no somos capaces de hacer nada por nosotros mismos, ni siquiera lluitar para sobrevivir como haría cualquier humano un poco salvaje.

El sometimiento de las víctimas no es un hecho aislado, pasa en menor o mayor grado en todos estos sucesos, en la Universidad de Oakland en 2012 el pistolero colocó en una ordenada fila a 7 estudiantes y los fue matando de un en uno, uno tras otro.

En el caso de la matanza de la universidad de Virginia (2007) se esclarecedor que prácticamente nadie se enfrentó a GHO Seung-hui, mientras disparaba por el campus, como máximo los estudiantes huían saltando por las ventanas, o sino se acurrucaban esperando bala. Sólo una persona presentó batalla, un viejo profesor de 75 años, Liviu Librescu, detuvo unos minutos al agresor y permitió la huida de sus alumnos.

El recorrido vital de Liviu puede explicar, en parte su actitud, tan diferente al del resto de la comunidad universitaria, nació en Rumania, de familia judía vivió la segunda guerra mundial y sobrevivió al holocausto nazi, fue perseguido por el régimen estalinista de en Ceaucescu y emigró, primero a Israel y después en EEUU.

Los maestros de primaria y secundaria también defienden a menudo a los niños, que no se pueden defender ellos mismos, pero en las Universidades la cosa cambia.

En el último caso de la Universidad de Oregón, parece que un trabajador de la biblioteca puso en marcha la alarma y desalojarla, quedó gravemente herido.

Puede que uno de los efectos, no esperados, lo que llaman crisis y que supone recortes en todas las prestaciones estatales vuelva un poco de sangre en nuestras venas. Quizás aprenderemos de nuevo a cuidarnos, curarnos y protegernos por nosotros mismos, que podamos prescindir (al menos en parte) del sistema de bienestar social, del sanitario o del de seguridad.

Quizás en una «Utoya» del futuro el victimario sea víctima y los jóvenes lo maten a pedradas … o al menos hagan el intento.