«Luchar significa que seguimos vivos» (En Inglés)

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«Por la libertad que queremos y tendremos,  porque ya hemos servido bastante a esta tierra cruel y somos totalmente capaces de conquistarla por cualquier medio» – correspondencia entre esclavos en el siglo XVIII.

«Quienes están bajo llave conocen el sabor del aire libre mucho mejor que sus carceleros» – Héléne Cixous

Lo que tenemos aquí es una colección de artículos de presos y de entrevistas con ellos, que tratan sobre la reciente oleada de motines por la causa negra, de levantamientos, de acciones directas y protestas contra la policía a lo largo de todos los Estados Unidos. Las conversaciones y carteos que dieron lugar a estos textos tuvieron lugar principalmente en la primavera de 2016, cuando ya había pasado algún tiempo desde el levantamiento en Ferguson (Missouri).  Reflejo de las rebeliones que están resonando a ambos lados de los muros de las prisiones desde hace casi dos veranos, la lucidez y claridad de estos textos se sienten casi igual de directamente. Aunque existe una versión impresa para que la gente pueda enviar copias por correo a las cárceles o ponerlas sobre la mesa fuera, también quiero tener una versión en línea para poder añadir nuevos textos de los presos con los que me escribo.

Este proyecto surgió de manera natural, después de intercambiar ideas con varios presos con los que me he carteado de vez en cuando en el contexto del boletín de noticias (anti) carcelarias de Carolina del Norte.  Los compañeros querían que sus pensamientos sobre #BlackLivesMatter (Las vidas negras importan) y las recientes revueltas se difundiesen en el exterior, así como tener un camino para la distribución y profundización de estos debates en las propias instalaciones penitenciarias. Después de haber seguido mi propio camino en el interior de las rebeliones de los últimos dos años, aunque haya sido como blanco, sentí que estaba ausente la visión de los propios presos sobre la lucha, sobre todo el análisis de los presos «sociales» que están resistiendo activamente dentro de la cárcel pero que no obtienen el reconocimiento o la reputación de los presos políticos conocidos.

Los compañeros que contribuyen a este pequeño libro son de distintas procedencias políticas, raciales o de otro tipo. Ellos son negros y morenos y blancos, homosexuales y hererosexuales. Los textos han sido mínimamente retocados en lenguaje y gramática, pero no en contenido, preservando para el papel la calidad de los presos. Algunos han preferido permanecer anónimos, otros han dado su consentimiento para ser nombrados. La mayoría de los presos son gente con la que me he escrito durante años, pero cuando la publicación empezó a difundirse empecé a oír a gente con la que nunca había hablado antes y un par de textos lo reflejan.

Espero ser en todo lo posible un camarada para quienes están tras las rejas, pero no soy un «aliado» o miembro de cualquier otra de esas categorías. Más bien, como anarquista he intentado ser políticamente de lo más trasparente para aquellos con los que me carteo, evitando las dinámicas que surgen del seguimiento pasivo de un liderazgo y sin temer en cambio entrar en debates activos. A veces esto supone escoger activamente el trabajar con unos presos en lugar de con otros. Aunque aquí está representada (espero que constructivamente) toda una variedad de posiciones políticas, mis propias afinidades salen a la luz.

Debo lamentar la falta de voces femeninas en esta publicación. Esto se debe sobre todo a la desproporción entre varones y mujeres en la población reclusa de Carolina del Norte, en la que los varones sobrepasan a las mujeres en una proporción de diez a una, pero quizás es también representativo de las fortalezas y debilidades de mis propios contactos. Ciertamente no faltan las rebeliones de mujeres en las cárceles de Carolina del Norte, y existe una poderosa historia de mujeres resintiendo su confinamiento y subordinación a manos del Estado en Carolina del Norte.

Con las recientes algaradas y huelgas carcelarias en Texas, Nebraska, Michigan y Alabama, y con las extendidas huelgas de hambre que recorrieron California algunos años antes, estamos viviendo en una época en que las luchas en las cárceles están saliendo adelante con intensidad. Son esfuerzos que provienen principalmente de la auto-organización de distintos grupos de presos ajenos a las organizaciones activistas o redes establecidas. El apoyo en el exterior también está creciendo, con todo, y está jugando su papel en servir de altavoz a la huelga carcelaria nacional que se puso en marcha el 09 de septiembre, aniversario del levantamiento de Attica.

Este crecimiento de la actividad coincide, desafortunadamente, con el creciente dominio de una retórica reformista, incluso «abolicionista», entre los políticos y su leal oposición en el mundo de las organizaciones benéficas y de activistas respetables. Sean cuales sean sus intenciones la historia enseña que estas fuerzas actuaran para preservar la supremacía blanca y  el capitalismo y para inaugurar nuevos métodos de disciplina y control social que reemplacen a los antiguos.

En este contexto, espero que esta publicación sea útil para los camaradas de ambos lados de los muros y para quienes se solidarizan con ellos, que las futuras luchas contra las cárceles sean tan difíciles de controlar como de contener, y que las palabras de estos presos hablen a otros con tanto poder como me han hablado a mí.