Quema de dos vehículos carsharing de «E-move» y «Car to Go»: fuego a la ciudad del Capital. Fuego al Madrid de Ahora Madrid

Recibido por correo electrónico

En el marco de la semana de «Agitación y propaganda contra la gentrificación y la especulación capitalista y en defensa de la okupación» dos vehículos de las empresas «E-Move» y «Car to Go» fuegon incendiados, en los barrios de Arganzuela y Prosperidad.

Nos encontramos en la consolidación de la última reinvención democrática y de las ilusiones renovadas en las caducas estructuras del Estado y el parlamentarismo. La irrupción en el panorama político de la «nueva política» ha servido al sistema para renovar sus estructuras de dominio y dotarles de un nuevo aire de legitimidad, desgastada tras los años de la crisis. A medida que la vía electoral cobraba fuerza, la agitación en las calles disminuía. Como siempre.

Paralelamente, nos hemos encontrado con la infiltración y convivencia dentro de los llamados «movimientos sociales» de políticos y lidercillos que instrumentalizaban cualquier conato de lucha entre las muchas marcas blancas de Podemos a nivel municipal, en un reparto de la tarta del Poder municipal. Es cada vez más habitual ver a personajes como Errejón en las protestas contra los CIES, parlamentarios en desahucios como el de la calle Argumosa o observar como pululan concejales y otros tipos de políticos por algunos centros sociales okupados o no okupados, en tal o cual asamblea… Todo sea por sacar rédito electoral y la normalización de que los gobernantes y los que aspiran a gobernarnos convivan con nosotros. La reciente lista de Íñigo Errejón de su nuevo partido (Mas Madrid) para la Comunidad de Madrid, en las que se encuenran viejos conocidos de las filas anarquistas, evidencia la necesidad de pasar a la ofensiva directa y total contra la infiltración de la política en las luchas e incluso en nuestro propio movimiento.  Esto debería servir de toque de atención para que aquellos que hablan de acción directa mientras permiten la convivencia con las instituciones o sus representantes, la vía mediada por la política y la negociación. No hay medias tintas, no hay colaboración posible con los políticos de cualquier pelaje,  ni ninguna institución del Estado. Los lados de la barricada están claros. Combatir la democracia como elemento integrador y fórmula de gestión del conflicto por parte del Estado es una labor constante y activa, más allá de las fechas puntuales de movilización de «masas» en las campañas electorales (que también).

¿Qué trajo consigo la victoriaa de Ahora Madrid? Pasos de cebra inclusivos, un montón de protocolos mediáticos disfrazados de ecologismo progre, más desahucios, más desalojos, procesos de amenazas a espacios okupados, maderos municipales acosando y persiguiendo a personas migrantes, más control policial, videovigilancia, fiestas y macroeventos patrocinados por las grandes empresas, como el Orgullo, macro pelotazos urbanísticos bendicieno la inseparable unión entre Estado y capitalismo -la operación Chamartín-, los barrios gentrificados, turistificados y pasto de la especulación capitalista, con la consiguiente expulsión de los habitantes y la precarización de las ya de por si asquerosas condiciones de vida en un sistema basado en la explotación y la sumisión.

Y todo ello bajo el pestilente hedor del surgimiento de un montón de empresas de lo ecológico, de «corredores verdes», de centros de ocio perfectamente controlados y vigilados para progres de clase media, como «Matadero», la ideología del reciclaje y demás medidas del ecologismo estatista europeo: el objetivo es disimular que las ciudades, como centros de mando del capital y del Poder, son monstruos que devastan personas, que destrozan la tierra y el medio, insostenibles a todos los niveles para todo lo que no sea el desarrollo capitalista. No hay otra administración posible de las ciudad que no sea a través del control social, la especulación y el constante cambio según las necesidades del Poder. Una muestra más de la necesidad de un Estado regulador del capitalismo mediante la Ley, para perpetuar así las mismas lógicas de dominio y destrucción de la tierra dentro de los parámetros democráticos.

La tecnología cumple aqui un papel especial, nuevamente adornada por una capa de barniz de la ideología del progreso, de la eficencia y la gestión ecológica: la smart city como proyecto de ciudad vigilada, donde la información y las bases de datos se enceuntran al servicio de las empresas y del Estado, al servicio del mercado y el control. Hablar de Smart City es hablar de los contadores inteligentes de gas y electricidad, que pueden determinar para qué y de qué manera se esta utilizando la luz, las cámaras de la M30 o de Lavapiés, y por supuesto todas las empresas apadrinadas por el ayuntamiento al estilo de «Bicimad», «E-Move» o «Car To Go»: atacar a una de sus piezas es atacar al conjunto de una lógica basada en el control y el consumo como únicas fórmulas de vida. El capitalismo 4.0 encuentra su mejor aliado en la socialdemocracia posmoderna y en el partido de Manuela Carmena y sus acólitos.

Este ataque incendiario es solo un pequeño aporte a la guerra social en curso con una pequeña reflexión oportuna para clarificar que nuestros enemigos son el Estado y el capitalismo, sus defensores y sus falsos críticos.

¡Guerra a la democracia!

¡Guerra a la ciudad del capital!

¡Viva la anarquía!

Algunxs anarquistas