[Análisis] Vuetra condena no nos derrota

  • Extraído de Il Rovescio.
  • Traducido por Contramadriz
  • Vuestra condena no nos derrota
    Escrito el 1 de abril de 2021

    Todo empezó en defensa de la tierra, en defensa de una campaña centenaria, en defensa de los recuerdos que la tierra provocaba en el corazón de muchos lugareños. Una lucha contra el TAP, contra el SNAM, contra esas empresas que a través de sus grandes obras se convierten en dueños de la tierra, en usurpadores legalizados.

    Todo lo que queda de una lucha sin pausa durante casi dos años, en la que, día tras día y noche tras noche, pusimos todo de nuestra parte para impedir o frenar la continuación de una devastación anunciada por la llegada del TAP, son 77 años de sentencias dictadas al final de un juicio farsa, en el que parece que dos años de luchas contra el TAP se han convertido en luchas contra la jefatura de policía de Lecce, contra los digos.

    Que la tendencia general de la justicia italiana es criminalizar cada vez más cualquier simple acto de protesta es evidente, elevando así las penas a los niveles más altos para quienes siguen luchando contra una u otra injusticia.

    La estructura del caso planteado contra el »NO TAP» fue decidida en la mesa por el tribunal y la policía incluso antes de que comenzara este juicio-relámpago, de 6 meses para llegar a una sentencia de primer grado.

    Desde la primera audiencia la percepción de los acusados presentes fue la de una farsa.

    Nos encontramos ante un sinfín de testimonios falsos, cuando no contradictorios con las mismas pruebas presentadas por Digos, frente a un juez que se encargaba de decir las cosas a cucharadas cuando percibía el error en el que estaba cayendo el testigo de la acusación. En todo el juicio de TAP se nombró muy poco, salvo por los daños reclamados.

    La farsa era clara, tanto que en la primera vista, los abogados de la defensa señalaron al juez que el testigo, uno de los muchos digos, hacía varias acusaciones sin pruebas materiales, pero por el único y personal relato de los hechos, la respuesta del juez fue premonitoria de lo que luego fueron las condenas: «Las palabras del testigo valen más que las pruebas…». Dicho esto, en lo que a nosotros respecta, el proceso podría cerrarse ahí, la opción de condenarnos a priori como manifestantes molestos ya estaba escrita.

    Evidentemente no creemos en la justicia, en sus mecanismos retorcidos y clasistas, las sentencias dictadas son evidentemente desproporcionadas a los hechos, son una venganza contra los que se opusieron, una advertencia para cualquiera que se atreva a hacerlo en el futuro. Este es un proceso político y así es como lo afrontaron nuestros torturadores, y así es como deberíamos haberlo afrontado nosotros.

    El no poder mantener la lucha y la tensión social, por la enésima usurpación capitalista en el territorio salentino, a un nivel constante, incluso una vez iniciados los procesos, ha dejado las manos libres a la represión, una máquina que funciona cuando quienes la reciben deciden sufrirla y no enfrentarla, deciden bajar la cabeza por miedo a las consecuencias económicas, penales y por tanto carcelarias, mientras es cada vez más evidente que este mundo no nos ofrece un futuro y de ahí la necesidad de combatirlo.

    Mientras tanto, la TAP sigue con su propaganda dominante, hablando de ecología y de «verde», de cuidar mejor la tierra, una tierra devastada por su propia mano, y es desde aquí que hay que volver a empezar, las frases no pueden marcar el final de una lucha. Una vez colocada la tubería, no todo está perdido. El TAP sigue ahí, en los mismos lugares donde fuimos a buscarlo, noche y día, hace unos años, y está ahí gracias a quienes lo permiten.

    Algunos enemigos de la nocividad