Vera Figner | Memorias de una nihilista
«En los años 1878 y 1879 el doble programa de Tierra y libertad de preparar una revuelta en el campo al tiempo que se realizaban acciones individuales se decanta principalmente hacia las segundas, al considerarse que sólo estas serían capaces de crear una desorganización que propiciara la sublevación de las masas. Sin embargo, personalidades destacadas, como Gueorgui Plejánov o Mijaíl Popov cuestionaban el argumento y se oponían a esta deriva. La polémica entre “didácticos” y “terroristas” se agrava tras el atentado de Soloviov y acaba provocando una escisión. Vera está con los segundos, que adoptan el nombre de Voluntad del pueblo (Naródnaia Volia) y se organizan en grupos secretos de una forma rígidamente centralista bajo un Comité ejecutivo. Su finalidad es introducir la libertad política, proclamar la república, convocar cortes constituyentes y entregar la tierra a los campesinos, con el terrorismo como un instrumento esencial de agitación para favorecer la insurrección. No obstante, la labor propagandística y organizadora nunca se dejó de lado. Pronto se cuenta también con una sección independiente formada por oficiales del ejército.
Vera, establecida en Odessa, participa en los necesarios trasiegos de la dinamita revolucionaria, cuya elaboración estaba a cargo de Nikolái Kibálchich, ingeniero y tío paterno de Victor Serge. Se suceden diversas tentativas de volar el tren imperial y el 5 de febrero de 1880 se produce una explosión en el Palacio de Invierno que origina numerosos muertos, pero no consigue sepultar el comedor donde se encontraban en ese momento el zar con su familia y el príncipe de Hesse. Estos hechos hacen crecer enormemente la popularidad de la organización, aunque al mismo tiempo arrecian las detenciones y con ellas cae la hermana de Vera, Yevguenia, que es deportada a Siberia. La negativa del gobierno francés a extraditar a uno de los implicados en estos atentados, refugiado en París, fue un éxito moral importante. Tras intensos trabajos preliminares para la realización de otro intento contra el zar en Odessa, que resultan inútiles, Vera Figner va en julio de 1880 a San Petersburgo, donde se suma a los planes que allí se están desarrollando».
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