La nocividad de la civilización industrial capitalista. Parte I, los residuos y la economía circular. 1 jul. 2016 La nocividad de la civilización industrial capitalista. Parte II, la amenaza radiactiva.

extraido y traducido de negre i verd

La civilización industrial / capitalista es una máquina de desdicha que nos daña la mente y el cuerpo, que daña la tierra y la naturaleza. La destrucción de la tierra se profundiza con las nuevas versiones de transgenia (transgenia 2.0), con la biología sintética y las nanotecnologías, de momento todo por los nanomateriales.

Los noticiarios científicos nos venden un futuro brillante sin enfermedades ni hambre, con una práctica inmortalidad, a pesar de la capa de pintura rosa vislumbran los tenebrosos tonos que tiene realmente ese futuro.

Pero al margen de un futuro que es cada vez más probable, pese a no ser seguro, tenemos una actualidad que también es sumamente dañina, actualidad que representa la acumulación histórica de las actividades de la civilización capitalista industrial, la contaminación de todas clases social, química, física …

 

LOS RESIDUOS INDUSTRIALES.

A raíz vergonzoso caso del incendio de Seseña ha puesto de actualidad la realidad de los residuos industriales, aunque sólo nos hayamos fijado en las 300.000 toneladas de neumáticos acumulados en vertederos (100.000 de ellas en Seseña) y hayamos dejado en la oscuridad los cientos de instalaciones legales e ilegales donde se acumulan venenos peligrosos para las personas, por la naturaleza y por el planeta.

Alrededor del mundo de los residuos industriales hay toda una trama de silencio y de oscuridad tramada por mafias empresariales e institucionales que van desde la disposición en lugares no autorizados hasta la exportación a terceros países. Es muy difícil calcular el alcance de todas estas redes, habría que hacer un seguimiento caso por caso.

En Cataluña, según las estadísticas oficiales del año 2014, se generaron 412.342 toneladas de residuos industriales peligrosos, la mayor parte de ellas (un 52%) son residuos peligrosos procedentes de procesos químicos orgánicos. Naturalmente hay una buena parte de estos residuos que se escapan de las estadísticas.

Las comarcas con la mayor generación, por orden de mayor a menor, son el Vallés Oriental, con 114.032 toneladas (27,65% del total), el Barcelona con 95.895 (23,26%), Tarragonès con 42.404 / 10, 28%), el Barcelona con 31.593 (7,66%) …

En Cataluña hay unos 800 centros ligados a los residuos, 702 en el cajón de sastre  de los «valorizadores», pero también los 20 vertederos, las 11 incineradoras o las 7 valorizadoras energéticas (la mayoría cementeras que queman residuos). Cabe destacar entre todos el vertedero «de Atlas Gestión Medio Ambiental» en Castellolí (Barcelona), donde entre otros se almacenan los peligrosísimos residuos de amianto y fibrocemento y la incineradora de Constantí (Tarragona) de la empresa SARP donde incineran residuos industriales halogenados y no halogenados.

Los incidentes relacionados con los residuos industriales, desde residuos abandonados en varias zonas de los espacios periurbanos, hasta depósitos (vertederos) clandestinos, abandonos en edificios y calles de las zonas urbanas y quién sabe que más …. no hay ningún tipo de registro sobre estos incidentes y no se conocen cabeza con efectos graves (no se conoce, pero seguro que ha habido).

El engaño LOS CERO RESIDUOS, la falsedad DE LA ECONOMÍA CIRCULAR.

El paradigma de moda entre el capitalismo «verde» es la «economía circular», del «cuna a la cuna» y no el paradigma tradicional «de la cuna a la tumba». A grandes rasgos lo que nos quieren vender es algo así como «el movimiento perpetuo» una imposibilidad física.

Tomaremos el ejemplo de la microelectrónica que cada vez está más presente en nuestra vida y que cada vez es más compleja y por lo tanto podemos considerar que es representativa.

La microelectrónica, es muy lejos de la propaganda que la sitúa como una industria «limpia», los análisis del ciclo de vida demuestran que son altamente contaminadoras y que generan una gran cantidad de residuos y aguas residuales.

Fabricar un gramo de microchip requiere 800 gramos de combustibles fósiles, 36 gramos de productos químicos y 16.000 gramos de agua; en total 17.186 gramos de materiales. En cuanto a la generación de materiales secundarios nos encontramos con un escenario similar, pues para elaborar un gramo de chip de 32Mb se generan 630 de materiales secundarios, esta relación de 1 a 630 es muy alta, si lo comparamos, por ejemplo, con los coches donde es de 1 a 2. La «ecoeficiencia» es pues muy baja. Los resultados de destrucción de la tierra son bastante altos, por ejemplo las aguas freáticas del Silicon Valley (paradigma de la «limpieza» de la industria electrónica están contaminadas por metales y compuestos orgánicos).

Los circuitos microelectrónicos, al ser artefactos altamente organizados (de entropía muy baja) requieren una gran cantidad de energía y de materia para fabricarse. El estudio sobre el ciclo de vida de los chips se efectuó cuando los procesadores se movían alrededor de los 125 millones de transistores y en una escala por encima de los 90 nanómetros (nm), este año los procesadores han seguido evolucionando y recientemente la serieKabylake de Intel trabaja en 14 nanómetros y tiene 1.750 millones de transistores y ya se anuncia para el 2017 el Cannonlake que trabajará a 10 nm.

El mercado de dispositivos móviles crece a gran velocidad, varias proyecciones predicen que hacia el 2017 superará el 1,000 millones de unidades (1 millardo, billón americano). A esto hay que añadir los sensores y dispositivos para hacer «inteligentes» los objetos, se considera que una persona tiene relación con entre 1.000 y 5.000 objetos (supongamos que una persona del mundo desarrollado), podemos pues aventurar que su número superará, seguramente de largo, los 1.000 millardo (billones americanos). De hecho entre 2011 y 2013 se han vendido 5.774 millones de unidades de tablets y teléfonos móviles.

Los residuos generados por la microelectrónica crecerán, no sólo en proporción con su consumo, sino también por la mayor complejidad y entropía baja de sus productos, cada vez será más difícil y más caro «deconstruir» un microchip. La generación de residuos no depende de sus sistemas de gestión, sino de su naturaleza y de la intensidad de su consumo.

El discurso de la economía circular, que realmente es un discurso productivista, que se apoya fuertemente en las «nuevas» tecnologías (TIC), nos seguirá llevando por una pendiente industrialista, donde el consumo de materia, energía y generación de aguas residuales y residuos aumenta exponencialmente, así como la destrucción de la tierra.

La economía circular llevará a la tierra a la tumba, mientras (imaginariamente) lleva la producción del «cuna a la cuna». Por un mundo libre y salvaje !!.

 

En términos generales todos conocemos la nocividad de las centrales nucleares que han sido y son, junto con la tecnoagricultura los transgénicos, uno los principales escaparates del tecnocapitalisme industrial.

A lo largo de decenios los opositores a la implantación de centrales nucleares han ido desarrollando críticas y alternativas más o menos acertadas y más o menos radicales, desde el rechazo total a una sociedad que implica el superconsum energético y la destrucción de la tierra, hasta el desarrollo «de alternativas» a la nuclearización, sin poner en cuestión la civilización industrial capitalista. Para dar …. y para vender !!!.

La oposición al monstruo industrial de las centrales nucleares es naturalmente necesaria, pero permite mantener escondida otra nocividad más difusa y escondida, la nocividad de las instalaciones radiactivas de tipo  industrial supuestamente inocuas y / o controladas.

En Cataluña hay 4 instalaciones nucleares: Ascó I y II, Vandellós II y Vandellós I en desmantelamiento, su seguridad la regula un plan estatal, el Plan PENTA, (ver el MAPA 1 de zonas de planificación nuclear).

A la sombra de estas grandes (y mediáticas instalaciones) hay  toda una multitud de instalaciones radiactivas que pasan más desapercibidas, concretamente un total de 261, en 94 municipios. La Organización Internacional de la Energía Atómica clasifica las instalaciones radiactivas del 1 al 5, siendo las de nivel 1 las más peligrosas y de nivel 5 las menos (ejemplo de nivel 5: aparato de rayos X).

En Cataluña hay  5 de primera categoría, 11 de la segunda (en la tabla anexa podemos ver las instalaciones de tipo 1 y 2 y municipios donde están), 14 de la tercera y 231 entre la cuarta y la quinta … del total 152 son del sector comercial e industrial,   64 tienen aplicaciones médicas y 45 de investigación (ver el  MAPA 2 los municipios afectados por instalaciones radiactivas).

 

Sólo 76 municipios de los 947 de Cataluña están obligados a, o tienen recomendado, elaborar un plan de prevención de riesgo radiactivo (PAM), pero estos 76 municipios acumulan un 61% del total de la población (4.544.673 personas), el impacto de estos «pequeños» puntos de actividad radiactiva no son por tanto nada despreciables.

Una buena parte de estas instalaciones, sobre todo las de categoría 1 y 2 son grandes hospitales (públicos y privados) y centros de investigación sanitaria ligados a la medicina industrializada.

Un incidente en estas instalaciones en principio sería una consecuencia derivada de la pérdida del blindaje, la encapsulación o la contención de las fuentes de radiactividad derivadas de un incendio, una inundación, de una explosión o del derrumbe del edificio. En el caso de que la fuente no esté encapsulada la dispersión de la radiactividad es más fácil. En determinadas condiciones se pueden formar pequeñas nubes radiactivos … pequeños en comparación con los que se pueden formar en una central nuclear, pero nada despreciables a escala laboral y local.

La IAEA delimita dos tipos de zonas de actuación ante un accidente: la zona interior y la zona exterior. La zona interior, en el peor de los casos sería todo el edificio o instalación y las zonas exteriores hasta 300 metros alrededor (cuando hay fuego, explosión o humo), así a simple vista parece una zona de actuación fuerza «conservadora».

Otra posible foco de contaminación radiactiva son los centros de valorización de metales, los xatarreros han sido históricamente uno de los sectores que han emitido más radiactividad (sobre todo las fundiciones) al utilizar chatarra contaminada.

En Cataluña hay 21 valorizadores, 20 son recuperadores y una fundición, la CELSA de Castellbisbal (ver el MAPA 3, municipios afectados por instalaciones de valorización de metales). Además de los 21 municipios afectados directamente, hay 33 con territorio del término situado a menos de 2.000 metros de la instalación. En total de los 57 municipios 40 están en Barcelona, 4 en Tarragona, 7 en Lleida y 3 en Girona, en total la población afectada es de 3.554.000 personas (un 47% de la población total de Cataluña), en la tabla 2 tenemos los municipios afectados por estas instalaciones.

El conjunto de todas estas «pequeñas» fuentes de radiactividad distribuidas por el territorio tienen una cobertura notable que va más allá del 60% de los habitantes ver el mapa que sigue. El hecho es que no podemos estar seguros de que no se hayan producido «pequeños escapes» o bien no detectados o bien no declarados, y que el riesgo de una fuga se mueve en los márgenes de la incertidumbre … confías en las empresas y en las instituciones que deben velar por tu seguridad? …