El Estado contra el movimiento anarquista. Un proceso de «ortopedia social» en la historia argentina. (Primera parte). Edgardo Álvarez)
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Este trabajo de Edgardo Álvarez propone una aproximación a la historia del anarquismo en la Argentina pero desde una plataforma poco frecuentada por aquellas y aquellos que en los últimos años se han dedicado a investigar y reflexionar sobre el tema. El autor busca desentrañar la torva mirada que construyó al movimiento anarquista como amenaza, procura develar algunas de lasoperaciones discursivas que lo patologizaron y demonizaron.
Su objeto es principalmente la lógica del poder, los modos de la dominación; sobre todo los que pueden asignarse, en líneas generales, al campo de las superestructuras. Si bien estas lógicas y modos se circunscriben al período 1900- 1905 y a nuestro país, pueden hacerse extensivos a otros contextos. Por cierto, cuando se lee el trabajo, las asociaciones resultan inevitables.
El autor rastrea la génesis de la barbarie estatal, indaga en los diseños estatales de los patrones de normalidad y en las estrategias de justificación de los mismos, traducidos en las coordenadas básicas y constantes (una auténtica matriz) del pensamiento de derecha que concibe a la otredad siempre bajo el signo de alguna extranjería y desde un rígido y arbitrario patrón del «Ser Nacional», que niega arraigo efectivo a los subalternos y a sus luchas, sus construcciones y su ideología. Es decir, el autor aporta elementos para una reconstrucción de los orígenes de una invariante de largo plazo de nuestra historia.
Luego propone un recorrido por algunas de sus estaciones, sobre todo las más cercanas.
El autor no esquiva el presente, al contrario, su presencia en este trabajo es diáfana y hecha luz sobre las pasadas incitaciones del Estado argentino al canibalismo social. Construye así una historia que sirve para que el presente vacileun poco, hace de la historia un espejo que, como mínimo, instala una duda sobre nuestro tiempo y nuestras responsabilidades. La opción aquí es ético-política: a diferencia del pasado, el presente suele ser menos eficaz en el ocultamiento de la verdad, menos apto para el ejercicio, sin costos ni culpas, de la neutralidad. La decisión es profunda y no disimulada ni por la tonada monográfica, la primera persona del singular o la cita del autor de renombre.
Finalmente cabe señalar que el autor parece buscar (y experimentar) un espacio narrativo adecuado a la historia con énfasis crítico que ensaya, equidistante tanto de esa sobriedad que llega al tedio como del costumbrismo y eldenuncialismo neorevisionista.
Desde el Departamento de Historia del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini celebramos este aporte a la historia de la conformación estatal del «peligro anarquista».
Miguel Mazzeo
Coordinador, Buenos Aires, marzo de 2006