Que cunda la desobediencia (Sobre la «huelga» de enseñanza del 26 de Octubre)
Recibido por correo electrónico.
Ante la convocatoria de huelga por parte del Sindicato de Estudiantes y otras asociaciones de la enseñanza, editamos en formato panfleto esta breve reflexión. En los próximos días previos a la convocatoria esperamos repartirlo por diversos institutos y facultades. Os dejamos el panfleto listo para imprimir, por si a alguien pudiera resultarle útil.
Aquí el texto:
Que cunda la desobediencia
Mueran las huelgas domesticadas (y la domesticación)
En el reino de la obediencia todo se repite, todo se reproduce. El tedio y la rutina en clase, el barrio o el curro se repiten. Y en este triste panorama, donde hasta las herramientas de lucha y ruptura de la normalidad, como las huelgas, han sido domesticadas, la obediencia manda sin oposición.
Obediencia es el Sindicato de Estudiantes y sus huelgas de un día que solo sirven para justificar su papel traidor frente a la prensa. Obediencia enlatada es lo que nos ofrecen todas las organizaciones juveniles y estudiantiles (pero sobre todo seniles) de corte marxista, a la espera de ocupar el papel del Sindicato de Estudiantes. Obediencia es luchar por unas cadenas, queriendo cambiar sus eslabones, pero manteniendo su opresión intacta: eso es luchar por la escuela pública, la educación del Estado, la educación de la clase empresaria y sus necesidades.
Ataquemos a la vida domesticada que empresarios, políticos (de cualquier signo) y dirigentes estudiantiles nos brindan. Pasemos por encima de partidos políticos y sindicatos. Es hora de atacarlos y barrerlos a todos, no para estudiar o trabajar más dignamente, sino para barrer la opresión, la desigualdad y el aburrimiento de nuestras vidas. Acabemos con la escuela, el trabajo y el mundo que lo necesita.
Extendamos la revuelta que apunte directamente al Estado y al Capital. Recuperamos la huelga como punto de ruptura total y punto de encuentro en la lucha de los explotados y explotadas, para proclamar el fin de la obediencia.
¡Ni huelgas domesticadas, ni domesticación!
¡Fin de la obediencia!