Alejamiento, control y castigo. La importancia de la dispersión en el sistema carcelario del estado español
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En estos casi tres años que llevamos de encierro por diferentes prisiones del Estado español un aspecto es el que nos llama particularmente la atención por su importancia determinante en la vida carcelaria; nos referimos a la dispersión.
La dispersión corresponde a una política de Instituciones Penitenciarias implantadas por el gobierno socialista a mediados de los ‘80 que consiste en trasladar a determinadxs presxs a cárceles distantes por muchos kilómetros de su lugar de residencia. En muchos casos estos traslados son incesantes viéndose el/la presx obligadx a pasar por diversas prisiones en un corto periodo de tiempo impidiéndole asentarse y establecer relaciones duraderas con lxs demás. El propósito de esta política fue frenar los motines y protestas al interior de la prisión que se venían sucediendo aquellos años apartando de manera drástica a lxs presxs consideradxs refractarixs al sistema penitenciario. Por otro lado, se les aplicó la dispersión a la totalidad de presxs políticxs como una medida excepcional para agravar el castigo y traspasárselo también a su familia que debe hacer cientos de kilómetros para poder ver a su familiar o amigx presx. Por lo tanto, desde sus inicios la política de dispersión afectó tanto a presxs políticxs como a presxs sociales, y lo sigue haciendo, al contrario de los que muchxs piensan y expresan en cuanto a que ésta únicamente le es aplicada a “ lxs políticxs”. La diferencia radica, como dijimos, en que para estxs últimxs constituye una medida de excepción que afecta a todxs solo por el motivo que lxs llevó a prisión, mientras que lxs presxs sociales se les aplica por conductas determinadas al interior de la prisión que son vistas como perturbadoras al “orden penitenciario”. Es importante señalar que la diferencia entre presxs políticxs y sociales no la utilizamos nosotros, sin embargo es de esta manera y haciendo esa categorización como está estructurada y funciona la medida en cuestión.
La dispersión sigue tan vigente como en sus inicios. Sin duda ha cumplido con unos de sus propósito referidos a pacificar las cárceles del Estado español donde las reivindicaciones y protestas son casi inexistentes, y donde cada vez más existe una estrecha colaboración entre presx y carcelerx. Podemos ver hasta qué punto la cárcel es un reflejo de la sociedad. La dispersión ha afectado de tal manera la vida carcelaria que el fantasma del traslado de cárcel (conducción) ronda permanentemente la cabeza de cada presx. Es una amenaza constante que implícitamente regula y controla la conducta de las personas aquí dentro en la medida que cualquier comportamiento que interrumpa el “orden” y manifieste alguna intención reivindicativa es castigada con la conducción. Así, toda iniciativa rupturista queda anulada por esta herramienta de control, el/la presx trasladadx debe comenzar a gestar nuevas relaciones y complicidades que de ser advertidas por los carceleros nuevamente será objeto de conducción. Hoy día hay presxs que por disposición de Instituciones Penitenciarias no permanecen más de un año en cada cárcel, principalmente por su historial de conflictividad.
Si bien en sus inicios la dispersión les fue aplicada a lxs presxs sociales que participaron e incentivaron la protesta y el quiebre al interior de la cárcel, hoy en día al ser prácticamente inexistente tales iniciativas, el sistema penitenciario se ha visto en la necesidad de ajustarse a los nuevos tiempos comenzando a aplicar dicha medida a cualquier comportamiento más o menos reiterativo que se salga de las normas internas, por lo más mínimo que sea. Sanciones que antes eran leves, actualmente son causa de una posible conducción, por ejemplo el que te pillen un móvil o verte envuelto en una pelea sin mayores consecuencias.
Relacionado con lo anterior, un aspecto que ha cobrado gran relevancia es todo lo que tiene que ver con la conducción del presx, transformándose en una verdadera institución dentro del entramado carcelario. En el Estado español existen alrededor de ochenta cárceles, algunas destinadas sólo para mujeres, muchas sólo para hombres, otras mixtas y también departamentos especiales para madres. Por lo tanto, las opciones para llevar a cabo la conducción son variadísimas y anecdóticamente en esto no escatiman en gastos; si lo que buscan es un buen castigo no les importa darte un buen recorrido al otro extremo de la península. El cuerpo de seguridad encargado de las conducciones es la guardia civil, en ellos recae la responsabilidad de los traslados de prisión a prisión. Quizás más de alguien que lee esto se preguntará ¿cómo es una conducción? Estas pueden variar según la ubicación geográfica pero más o menos siguen los mismos protocolos. Nos atrevemos a asegurar que cualquier presx que ha vivido esta experiencia estaría de acuerdo con nosotros en que es: asqueroso. Normalmente te suelen llevar de una cárcel a otra en cualquier momento y a veces no sabes a donde te llevan hasta que no llegas, lo cual no deja de provocar cierta ansiedad. Hasta llegar a tu destino es probable que la conducción pare en varias cárceles un par de horas o varios días, y a esto es lo que se llama “tránsito”. Cuando estás en esta situación no puedes tener contigo más que lo estrictamente necesario (según la disposición de cada prisión). El medio de transporte de las conducciones son los llamados (canguros), autobuses de la guardia civil con compartimentos en su interior con espacio para dos presxs cada uno. Dichos compartimentos son ciertamente asfixiantes no existiendo espacio suficiente para moverse, ni siquiera para ponerse completamente de pie, y en donde puedes pasar hasta seis o siete horas seguidas. Es importante señalar que existen prisiones destinadas a ser centros de las conducciones contando con toda la infraestructura necesaria para ello; grandes módulos de ingresos para quienes estén de tránsito, lugares especiales para el aparcamiento de los autobuses de la guardia civil, entre otros aspectos. La prisión de Valdemoro en Madrid cumple esta función para los presos y para las presas lo es la prisión de Soto del Real, por allí pasan la mayoría de lxs presxs que son trasladadxs de norte a sur o viceversa.
Todo lo señalado da cuenta de la importancia que tiene para la institución penitenciaria la conducción y demuestra que la dispersión es una herramienta fundamental con una clara intención vengativa hacia todxs los presos y presas que resulten molestxs, ya que ataca donde más afecta; alejarte de tus seres queridos, sean compañerxs, amigxs o familiares.
En este sentido, una faceta de la dispersión que se nos aplicó fue el mantenernos alejados el uno del otro, estuvimos los primeros dieciocho meses de reclusión sin vernos y nada asegura que dicha situación no vuelva a repetirse. Se supone que Instituciones Penitenciarias puede acceder a la reagrupación en cuanto lxs presxs puedan “comprobar” que existe una relación sentimental estable, no obstante eso muchas veces no es así, varixs son lxs presxs que pasan meses o incluso años sin ver a sus compañerxs sentimentales o familiares presxs.
Estando tras las rejas la cercanía con tus seres queridos es fundamental, es muy importante a nivel afectivo y también para, de alguna manera, romper con el aislamiento que permite en nuestro caso mantener el ejercicio político vinculado con la calle. Sin embargo, esto se hace mucho más difícil cuando no son solo rejas y altos muros los que te separan sino que también cientos de kilómetros.
Como anarquistas no queremos más cárceles, aunque sean “mejores” o más cercanas a nuestra gente, no obstante creemos que nos hace falta debatir sobre cómo hacemos frente y luchamos contra la dispersión teniendo en cuenta que representa el pilar fundamental del control carcelario.
Francisco Solar y Mónica Caballero.
Otoño, 2016.