La trampa de los derechos: sobre la «libertad de expresión» [Publicación «Infamia»]
Recibido por correo electrónico: extraído de la publicación anarquista Infamia.
No es lo mismo la libertad de expresión que la expresión de la libertad
El concejal Guillermo Zapata escribe un tweet bromeando sobre las cámaras de gas y meses mas tarde pide perdón. Un autobús naranja comienza a recorrer las calles de distintas ciudades con el lema “Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen”. Una estudiante de historia publica otro tweet y va a juicio. Después llora.
Un tema central atraviesa a todos estos sucesos. Todos ellos han suscitado debates en torno a la libertad de expresión. En cada uno de los casos, los engranajes de la sociedad del espectáculo co menzaron a girar, siendo comentados en tertulias de televisión, telediarios, columnas de periódicos, etc…. ¿Donde están los limites del humor?; ¿Entra dentro del derecho a la libertad de expresión la transfobia? Estas son algunas de las preguntas que tertulianos, políticos y expertos de todo tipo intentaban dilucidar. Los ciudadanos, sometidos a tal bombardeo mediático, se posicionaban, y mostraban indignación o solidaridad según el caso y su opción política.
Tal vez los siniestros personajillos que aparecen en nuestra televisión a diario se equivocaron al plantear las preguntas, o no quisieron hacer las correctas. Tal vez en el caso de Cassandra, lo interesante no era preguntarse si es legitimo condenarte a una pena de prisión por hacer un chiste sobre un fascista muerto. Tal vez lo interesante era plantearse si el atentado a Carrero Blanco fue legitimo (pregunta para la que nosotras ya tenemos respuesta). Tal vez lo interesante en el caso del autobús transfobo no era plantearse si al impedirlo circular se estaba coartando su libertad de expresión, sino si semejante escoria con planteamientos tan deleznables debería tener derecho a la existencia. Y tras esta ultima reflexión, es hora de poner el grito en el cielo: ¡¿Anarquistas contra la libertad de expresión?!
¡¿Anarquistas contra la libertad de expresión?!
En la constitución española se garantiza el derecho a ejercer la libertad de expresión. Sin embargo, en ese mismo articulo se dice que el secuestro de publicaciones debe realizarse bajo orden judicial. En otros tiempos, en los que la mentalidad democrática no estaba tan grabada a fuego, cuando el poder recurría a la censura, los oprimidos por ella protagonizaban luchas para poder expresarse. Hoy en día, tenemos la tolerancia democrática tan asimilada, que ante un caso así, la gente solo se pregunta a quien han podido ofender. Entendemos esa censura como algo necesario para la buena convivencia. El poder ha recuperado el termino, lo ha vaciado de su contenido original y le ha dado una nueva forma adecuada a sus intereses. Esta es una práctica habitual, pues constituye un gran mecanismo de control social. A base de repetición en los medios de comunicación , la ciudadanía aprende el nuevo significado del termino, lo entiende y acaba interiorizándolo. Y de esa manera se convierte en una realidad.
La libertad de expresión se ha convertido en un concepto vacío, en un derecho que no es tal, en una de las pequeñas migajas que nos arroja el poder para tenernos contentos y a su vez legitimarse. La libertad de expresión que tenemos el derecho de ejercer debe entrar dentro de unos cauces, de unos limites. Lo que digas jamas debe de intentar subvertir de forma real y radical lo establecido, el orden, la moral dominante. “Habla, pero no actues; Expresate, pero con moderación; Alza la voz, pero no molestes a los vecinos.” Estas frases son un buen resumen de como percibe la sociedad democrática la libertad de expresión. Se nos otorga la libertad de hablar (en sus propios términos) y se nos niega la de actuar. La libertad de expresión que se nos ofrece es aquella que se preocupa del defender el honor de sus muertos, sin importar que sus muertos seas prácticamente todos unos asesinos y explotadores. Es aquella que en nombre de la tolerancia y el relativismo, equipara el discurso del autobús de HazteOir con el de aquellas que lo enfrentan.
Como anarquistas, si esta es la libertad de expresión que se nos da, debemos rechazarla y enfrentarla. Para nosotras no tiene cabida todo. Existen ciertas ideas que interfieren de forma directa con la libertad del ser humano. Ideologías y sistemas de valores que justifican la explotación, el asesinato y la opresión. Estas ideas no deben tener ningún espacio de expresión, deben ser combatidas por todos los medios hasta ser erradicadas. Citando a Bakunin: «Yo no soy verdaderamente libre más que cuanto todos los seres humanos que me rodean, hombres y mujeres, son igualmente libres. La libertad es, al contrario, su condición necesaria y su confirmación. Yo no llego a ser verdaderamente libre más que a través de la libertad de los otros, de manera que cuanto más numerosos sean los hombres libres que me rodean y más profunda y amplia su libertad, más lo será la mía. Es, al contrario, la esclavitud de los hombres lo que pone una barrera a mi libertad; o, lo que es lo mismo, su animalidad es una negación de mi humanidad. La libertad, pues, es cosa complejísima, y antes que nada eminentemente social, ya que solamente en sociedad, y dentro de la más estrecha igualdad solidaria de cada uno para con todos, puede realizarse».
La libertad debe ser entendida como algo social a la vez que individual. Se podría definir como la capacidad de cada uno de elegir como actuar y como llevar su vida. Sin embargo, esto solo es posible si socialmente se eliminan las trabas que limitan esa capacidad de decisión, siendo estas trabas cualquier tipo de autoridad. De este concepto de libertad se deduce que todas aquellas ideas que justifiquen cualquier tipo de autoritarismo no solo oprimen a aquellos hacia las que se dirigen, sino que afectan al conjunto de la sociedad en cuanto que afianzan una de las formas de autoridad en las que se apoya la dominación social. La lucha contra la autoridad también pasa por la lucha contra las ideas en las que se sustenta, no por la permisividad y la tolerancia hacia ellas. Precisamente, esta permisividad y tolerancia con ideas que no pretenden mas que oprimirnos es una de las bases fundamentales de la democracia.
La santisima trinidad: Democracia, tolerancia y libertad de expresión.
La democracia es una de las formas de organización política mas extendidas actualmente, sirviendo como gestor del capitalismo como sistema económico De hecho, se ha convertido en algo incuestionable, que se presenta sin lugar a dudas o debate como el mejor sistema posible, algo a lo que aspirar. Sin embargo, si podemos dejar atrás ese dogmatismo, podemos ver que la unión entre democracia y capitalismo nos lleva a la desigualdad económica, a la explotación, a la acumulación de bienes en manos de unos pocos y a la opresión.
Uno de los grandes aciertos de la democracia ha sido la capacidad de aglutinar los distintos antagonismos propios de una sociedad divida en clases (explotadas-explotadoras; oprimidas, opresoras), fomentando el entendimiento entre ellas. La democracia constituye la argamasa que une a las distintas clases de una sociedad, diluyendo el conflicto en pos de la convivencia. Para lograr esto, desde la democracia se nos imponen varios mecanismos de resolución de conflictos (sindicatos, ILPs, etc…) cuya finalidad ultima es resolver el conflicto siempre a favor de la clase dirigente. Para poder gestionar asi los conflictos de clase, es necesario que gran parte de la población se sienta parte del sistema, que asuma el proyecto sociopolitico de la democracia, y esto se consigue a traves de la tolerancia, la infinita capacidad de los oprimidos para soportrar la opresión.
Las principales funciones de la tolerancia son la legitimación de las actuales condiciones de vida, y conseguir que estas no produzcan conflictos. Para ello, la democracia nos propone distinas formas de mediación. Sin embargo, esta mediación esta envenenada, puesto que si entendemos que la sociedad se divide en clases sociales (materializandose esto, entre otras cosas, como una desigualdad enorme), es facilmente deducible que a la hora de mediar ninguna de las clases partira del mismo punto. Por lo tanto, las mediaciones democraticas siempre serán desiguales, e implican la aceptación de las clases sociales y los roles que conllevan (oprimido-opresor). Un trabajador jamas estará en las mismas condiciones para negociar que su patrón, puesto que este posee los medios de produccion y esta protegido por un Estado diseñado para mantener sus privilegios, mientras que el trabajador necesita el trabajo para vivir. Por poner otro ejemplo, la mediación entre un manifestante y un antidisturbios jamas sera igualitaria, ya que el primero posee unas infraestructuras pensadas especificamente para imponer violentamente el resultado que ellos quieren de la mediación, mientras que el manifestante se suele enfrentar a esta mediación “a pecho descubierto” (aunque los manifestantes tambien pueden prepararse para imponer sus condiciones de forma violenta; lamentablemente, esto ya casi no se produce). Condenados estamos a ser considerados intolerantes al no aceptar sus cauces de mediación, aunque estos nos perjudiquen de manera directa.
Este concepto de tolerancia es el que sirve de base a su libertad de expresión. La democracia como sistema aglutinador en el que todo vale siempre que entre dentro de sus cauces, y la tolerancia como base moral de la que parte la libertad de expresión, ya que todo el mundo, aunque sea un nazi o un fascista tiene derecho a expresarse. Ante su libertad de expresión nosotros defendemos la expresión de la libertad, como una necesidad y no un derecho. Esta expresión de la libertad es intrinseca a nuestro concepto de libertad, ya que si puedes decir y no hacer, jamas seras libre realmente.