[Análisis] Ni cárceles, ni bandas electrónicas: destruyamos la ciudad-vigilada
Nota de ContraMadriz: traducimos el siguiente texto de compañerxs franceses sobre el proyecto de convertir la ciudad de Marsella en un templo del control social, bajo el paraguas de la idea de las «Smart City». Un certero análisis de lo que allí pasa que es reflejo de las nuevas vueltas de tuerca que el capitalismo y el Estado ejercen sobre las metrópolis en materia de control social y tecnología. El texto original de la publicación podéis encontrarlo aqui.
Políticos-as, policías y urbanistas intentan desde hace tiempo convertir Marsella en una ciudad policial. Pregonando diseñar la “ciudad del futuro”, estos carroñeros querrían hacer una “Safe City” Es decir “una ciudad segura” a los ojos de los ciudadanos de bien (ciudadanos comunes, inversores –oras, turistas, habitantes adinerados –as) Se inspiran en dispositivos vendidos a Méjico pro Thalès o a Chicago por IBM. Facilitada por el conjunto de aparatos de vigilancia y de autofichaje ya presentes (cámaras, redes sociales, etc.) esta gigantesca operación sirve de negocio, de laboratorio y para hacerse valer a un montón de crápulas: desde el oscuro trepa que sueña con penetrar en grupos demasiado vistos, pasando por los socios institucionales (universidades…) a menudo federados en centros de investigación especializados.
Este texto procede de un impulso (un poco) masoquista: buscar en fuentes más o menos dudosas para entender –lo más concretamente posible- lo que se esconde detrás de las palabras vaporosas del poder, y sacar a la luz a algunos de sus fieles colaboradores. Borrar o negar la amenaza que representan estas nuevas tecnologías sería absurdo, pero aceptar a los promotores-as (que tienen tanto interés en hacernos creer en su poder absoluto) está descartado. Nadie niega que estos nuevos instrumentos tengan fallos y disfunciones, a juzgar por los antecedentes. Intentar comprender como los que deciden piensan controlar la ciudad nos parece una etapa indispensable para evitar la fascinación o la parálisis, con el fin de continuar luchando contra esta amenaza mortífera.
Con la esperanza (ingenua) de que esto resulte digerible, hemos escogido posar nuestra mirada en las capas tecnológicas ligadas a la “Smart & Safe” City y no desenrollar toda la maraña que le acompaña: proyectos de reestructuración urbana, equipamiento policial e intensificación de la caza de pobres…Estos diferentes aspectos son por tanto indisociables.
PACA, polo de atracción europea
Antes de mirar más de cerca lo que se perfila en Marsella, parece pertinente hacer un pequeño tour regional empezando por Aix-en Provence, ciudad-clave para diversos sectores de búsqueda.
La Flor d´AMTF (Aix-Marseille French Tech) Le Safe Cluster proviene de los acercamientos de los polos “Pegaso” y “Risques” a finales del 2015. Esta red de 600 adeheridos (de los cuales 80% implantados a nivel regional) ambiciona convertirse en 2020 líder europeo “soluciones de seguridad y tratamiento de riesgos (ligados al cambio climáticos, a catástrofes naturales de grandes dimensiones, a la contaminación o incluso a actos criminales…), nuevos usos aeroespaciales (drones, helicópteros, dirigibles, satélites) así como tecnologías para la defensa.
Entre las tonterías ofrecidas por el cluster (red de empresas constituida mayoritariamente por pequeños negocios (hasta 10 asalariados-as) y de pequeñas y medianas empresas compuestas de 10 a 250 asalariados-as) situadas en una misma zona, a menudo del mismo sector) para venderse se encuentra la vigilancia de fronteras y la seguridad interior, los servicios públicos de seguridad y la prevención de “la delincuencia” Varios organismos de formación participan, como la universidad d´Aix Marseille (especializada en los “servicios públicos de seguridad” y en las ciudades y territorios seguros (el concepto résilience tiende a generalizarse para todo. Estrictamente “un territorio resiliente es un sistema en equilibrio dinámico, capaz de anticipar perturbaciones gracias a la vigilancia y la anticipación, minimizando los efectos, gestionarlos en tiempo real, renovarse y actualizarse gracias al aprendizaje, la adaptación y a la innovación” y el instituto de ciencias y de movimiento situado en Marsella (especializado en drones, robótica aérea y cámaras) El uso de drones está en plena expansión, bien para vigilar fronteras, ciudades (como Méjico, donde han sido utilizadas por Thalès para completar las miles de cámaras de calle) infraestructuras sensibles (vías de tren) o ciertas manifestaciones.
La proliferación de colaboraciones públicas y privadas se traduce igualmente en la implantación en Aix en septiembre de 2017 en un campus internacional consagrado a “la ciudad del mañana y a las nuevas tecnologías” (The camp) Los dirigentes de este campus, que agrupa una universidad, una acelerador start-up y un polo de experimentación habían anunciado desde su inauguración su intención de testar los prototipos en el seno de la metrópoli Aix-Marselle. Según se dijo, se hizo. En colaboración con la SNCF hizo d´Aix-TGV su “estación y laboratorio” desde enero del 2018 (implantación de 400 sensores, test de nuevas aplicaciones o de robots especializados…)
Estos “soplones”, destinados a efectuar cada uno un tipo de medida específica, son presentados como indispensables para el desarrollo de las ciudades “conectadas”
Las informaciones que proporcionan facilitan la toma de decisiones de los poderes públicos, ya se trate de gestionar el encendido o el apagado de luces, de cerrar un eje de comunicaciones por carretera, de enviar uniformados o de adaptar los semáforos para abrirles las vías. Santander, ciudad española de 180.000 habitantes fue elegida por Europa para servir de “ciudad test” desde 2014. Una red de 12.000 sensores sobre una superficie de 40 kilómetros cuadrados.
Denominada poéticamente “MUE” (Monitorización urbana del entorno) la primera aplicación presentada en la inauguración de un “Smart innovation Center” en Niza (marzo del 2015) permite tanto la centralización como el análisis de informaciones recogidas de un territorio de 160 hectáreas por 3.000 sensores que miden las huellas sonoras, la calidad del aire, el volumen de lluvias, la fluidez del tráfico rodado, la disponibilidad del estacionamiento en la ciudad o de vehículos eléctricos, el nivel de los contenedores de basura, el consumo energético de particulares o de empresas voluntarias…
EL FONDO DE LA CUESTIÓN ASUSTA
Una aplicación lanzada hace poco permite a sus usuarios ser alertados/as e intervenir en caso de parada respiratoria en las cercanías. (La idea es aumentar las posibilidades de supervivencia actuando antes de la llegada de los servicios de emergencia). Sensores de ruido colocados en los apartamentos o residencias de personas mayores “alertan” a los cuidadores de un ruido de caída…La implantación de las nuevas tecnologías (y la aceptación de su uso potencial con fines de control) se asienta sobre el desarrollo de decenas de aplicaciones lúdicas, “prácticas” o que tiene un impacto “social”. Hacer una distinción entre “buenas innovaciones” puestas al servicio de la ciudad “Smart” (responsable, concectada) y de “malas innovaciones” que buscarían el control de la población (“Big Brother de seguridad”) nos parece el centro de la cuestión: las innovaciones juzgadas como interesantes son rápidamente utilizadas por los otros sectores de investigación.
¿La laguna de Berre o el humo de los cruceros que la ensucian? El argumento ecológico, tan querido habitualmente por los desarrolladores de la Smart City, se convierte en secundario en la boca de los ediles marselleses. Destacan en primer lugar el aspecto de “ciudad conectada” ofreciendo una batería de servicios a los usuarios/as geolocalizados/as permanentemente; tratan de vendernos sus oscuros problemas de gestores. Ciertas aplicaciones propuestas (en nombre del “vivir mejor juntos”, evidentemente) permiten avisar “de un contenedor que rebosa o de un socavón en la calle, o de olores característicos.
Estos innumerables “pequeños gestos cotidianos” propuestos por el poder o nacidos de iniciativas ciudadanas integradoras (dando un barniz verde a todo) no cuestiona en absoluto los tintes de dominación que estructuran este mundo, y tiende a invisibilizar la responsabilidad de los participantes. En muchos casos se trata de delación pura y dura.
La adjunta marsellesa encargada de la seguridad (Pozmentier) estudia la posibilidad de instalar en Marsella la aplicación “Reporty”, testada en Niza desde mediados de enero del 2018.
Esta permite a “los testigos de un acto incívico o de una situación crítica” (ruido, pintada, deposiciones salvajes, robo, agresión, incendio, inundación) reenviar al centro de supervisión urbano un video en directo. ¿Qué sería de las smart-city sin “smart-citizen” y sus samartphones, esas insoportables correas electrónicas.
La alienación digital y la denuncia no conciernen, desgraciadamente, más que a los legalistas. Grabando y difundiendo imágenes sobre las redes sociales son numerosos/as los que se atribuyen, más o menos voluntariamente, el papel de auxiliares de policía. La situación que vivieron dos aspirantes a la libertad es muy elocuente. Una cárcel en el norte: dos individuos consiguen romper los barrotes de la celda en la que se encuentran encerrados y consiguen llegar al suelo asfaltado del patio. Los vigilantes no se dan cuentan de nada. Los que escapan no pasan inadvertidos para todo el mundo. En las ventanas de otras celdas manos provistas de móviles enfocan y se oye un clamor. No para divertirse, no! Estas decenas de pardillos, que creían estar en un estadio o en un espectáculo, se desgañitan para animar a los que intentan escapar. Peor todavía: los actores involuntarios se encuentran en directo en una aplicación accesible a todo el que quiera. Un equipo de la policía ve el video desde el exterior y avisa a los servicios de vigilancia y avisa a los servicios de seguridad, que no se habían dado cuenta de nada y detienen a los fugitivos.
MARSELLA, LABORATORIO DE SEGURIDAD
BIG DATA, ESQUELETO DE LA SMART-CITY
Los “Big data” que permiten el almacenamiento de un número inédito de informaciones sobre una base numérica (cualquiera que sean las informaciones almacenadas o la manera en la que son analizadas a continuación) son presentados como indispensables por los gestores de la ciudad del futuro. Fin del 2016, el Ayuntamiento adquiere una enorme plataforma de servidores, un silo 600 Terra byte (más grande que el de la biblioteca nacional) situado en el centro de supervisión urbana (CSU) En diciembre 2017, un grupo englobando Inéo digital (filial d´Engie, líder del mercado de la video vigilancia) y Oracle es elegido por la metrópoli para instalar la logística encargada de proceder al tratamiento de las informaciones.
“Oracle Big Data Appliance X6-2” (es el nombrecito) debería permitir el reagrupamiento de archivos de todo tipo, la centralización, la recuperación y el análisis en tiempo real de una gran universidad de datos. Son citados: los datos actuales y pasados de la ciudad (meteorología, datos de circulación, agenda de eventos, obras…), aquellos de la delegación de la Seguridad de la Villa de Marsella (barandillas, verbalizaciones, y otros datos geolocalizados recogidos por los schmits…) así como las imágenes recogidas en tiempo real por las 1500 cámaras de la ciudad y las de la central de transportes o las relacionadas con las intervenciones de los bomberos…
La evaluación del “sentimiento de tranquilidad de los administrados” y la anticipación del “conjunto de riesgos” (derivada del análisis de las redes sociales) deberían formar parte de las funciones del servidor.
Palabra de “madero” (desconfianza) que denota lo que estos indeseables tienen en la cabeza, el prefecto de policía ha declarado a principios de marzo (entrevista de promoción de la policía de calle) querer interconectar las cámaras de la ciudad, las de la SNFC, de la RTM (hasta aquí nada nuevo) y la de los recogedores sociales, centros sociales, entradas de los edificios escolares, de lugares turísticos, del velódromo, de las autopistas, del puerto…”El fin es que todo sea accesible al nivel del centro de información y de mando (CIC) Esto permitirá recoger el flagrante delito y sería muy útil para las grandes manifestaciones.
X6-2 debería permitir al poder gestionar más eficazmente los flujos humanos (tráfico por carretera y peatonal) por el sesgo de aplicaciones móviles o de pantallas, optimizar las prestaciones energéticas y facilitar la detección de ruidos, comportamientos, situaciones o individuos “sospechosos/as” (un umbral de densidad máxima detectado en un lugar público, un principio de incendio, un objeto abandonado o la intrusión en una zona prohibida)
Bajo el pretexto de un análisis predictivo, el estratega puede programar la utilización de efectivos de policía ayudándose (en parte ) de la distribución espacio temporales de las verbalizaciones oídas con anterioridad. Una policía racista y clasista proporciona sus estadísticas según un algoritmo que la conduce a las zonas donde realiza más vigilancia, controles, presión, etc. El círculo está cerrado.
La logística, operativa en el primer trimestre del 2018, no debería ser totalmente eficaz hasta el 2020. El algoritmo hará su autocrítica a partir de las intervenciones efectuadas en los primeros años (y sin intervención humana: es lo que llaman la máquina learning) con el fin de aprender situaciones de riesgo. Los resultados definitivos serán puestos a disposición del conjunto de servicios por el intermediario del cuadro de mandos