[Chile] [Análisis] INCENDIO EN LA CÁRCEL DE SAN MIGUEL: 81 presos asesinados por el Estado

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El incendio en la Cárcel de San Miguel (*)
Las cárceles, centros de tortura y exterminio son piezas fundamentales
para mantener y perpetuar el orden que solo a los poderosos beneficia.
Las cárceles son la amenaza siempre latente con la que pretenden
amedrentar a cualquier intento de disidencia.

Las cárceles son las jaulas donde encierran la vida condensando lógicas
jerárquicas y de dominación. Nosotrxs combatimos las cárceles y jaulas
porque amamos la libertad y combatimos a los carceleros porque
despreciamos el poder.

La madrugada del 8 de diciembre de 2010, se vivió una de las peores
masacres carcelarias, el incendio en la cárcel de San Miguel, que
terminó con la vida de 81 presos y dejó heridos a otros 65.

Las versiones oficiales hablan de una pelea entre presos que va subiendo
de tono, va aumentando el nivel, se inician los golpes y aparece un
lanzallamas artesanal. Así parece comenzar el incendio al interior de la
torre 5 de la cárcel de San Miguel, pero no explica por qué terminan
muertos 81 presos.

Que originó el fuego no nos parece tan relevante como los hechos que se
desencadenaron luego. Las primeras llamas del incendio pudieron ser
perfectamente controladas y sofocadas, si ese hubiese sido el propósito
de la Institución Penitenciaria.

Lo cierto es que muchos de los carceleros que hacían guardia esa noche
gozaban con los gritos de espanto y dolor de los presos, porque han sido
adiestrados para que la vida de una persona en prisión les de lo mismo;
otros estaban ebrios incapaces de actuar y otros simplemente no
quisieron dimensionar lo que ocurría, indiferentes al humo que ya
comenzaba a subir.

Fueron los propios presos quienes dieron aviso del incendio a Bomberos,
luego los vecinos de la cárcel continúan con los llamados de alerta,
Gendarmería dormía en los laureles, mientras algunos funcionarios con
torpeza trataban de apagar el fuego con elementos inservibles o
averiados.

Los presos se iban quemando, asfixiando y desmayando, mientras seguían
recibiendo insultos y burlas desde las torres de vigilancia. No nos
sorprende esta actitud miserable, pero tampoco nos deja indiferente. Ese
es el verdadero rostro de las instituciones de control. Quizá a momentos
pueden presentarse amigables y diligentes con quienes están en la calle,
pero la realidad al interior de las prisiones es totalmente diferente,
porque quien ha elegido el rol de carcelero, desprecia la vida, porque
desprecia la libertad.

El fuego, histórico amigo de las conspiraciones, motines, sublevaciones
y revueltas, estuvo ese 8 de diciembre de 2010 del lado de los
poderosos, quienes en su pretendida omnipotencia, conocida inoperancia y
cobardìa, dejaron que se expandieran las llamas y se desatara el
incendio que vio morir a 81 presos.

Bien pudo ser cualquiera de nosotrxs quien muriera aquella noche, bien
pudo ser cualquiera de nuestrxs conocidxs o compañerxs. Ese asesinato
masivo nos remece, esa masacre carcelaria es la puesta en práctica del
poder, es la democracia sin maquillaje, es el punto culmine de la
tortura y la violencia institucional que se dan a diario en toda
prisión. Si los 81 presos murieron esa noche es porque existen las
cárceles, porque existe la dominación… y contra ello nos levantamos y
combatimos.

Tras la masacre de San Miguel, las autoridades políticas y carcelarias
pretenden imponer amnesia, remodelando algunos módulos y trasformando,
ha casi un año del incendio, la prisión en una cárcel de mujeres.

Los poderosos intentaron congraciarse con las familias de los 81 presos,
explicando lo sucedido como una pelea entre grupos rivales, en un
intento por invisibilizar la maquinaria de muerte lenta que es toda
cárcel. El incendio es la consecuencia lógica de un entramado perverso
que busca aniquilar a las personas que viven dentro de las jaulas.

El poder buscó orientar la memoria hacia las aquietadas aguas de la
institucionalidad, como si dentro de los márgenes legales de la sociedad
que asesinó a los 81 presos pudiésemos encontrar la solución al
conflicto.

En abril de 2014 terminó el juicio contra algunos gendarmes sindicados
como responsables de la seguridad esa noche. No hubo culpables y no los
pedimos, al menos no en los términos jurídicos o en los cánones del
derecho, pero bien sirve este punto para demostrar hasta que nivel llega
la pantomima de la “justicia”, como pisotea sus propios principios,
burlándose de 81 familias de muertos y 65 heridos.

No es el error o inoperancia de un grupo puntual de Gendarmes lo que
criticamos, sino todo el entramado carcelario y la sociedad que crea y
necesita de estas instituciones de muerte. Responsable del incendio y la
muerte de 81 presos son el Estado y Gendarmería, eso es innegable.

Como fotografía de un proceso social nefasto, los sobrevivientes del
incendio de la cárcel de San Miguel iban a ser supuestamente asistidos
sicológicamente por el trauma de ver morir quemados a sus compañeros,
pero el procedimiento se tradujo en la entrega constante de pastillas
para mantenerlos dopados y dóciles.

Tras el incendio hubo varios motines en deferentes cárceles de Chile,
buscando solidarizar con las familias de los muertos y poner en
evidencia los castigos y el hacinamiento. Gendarmería decretó alerta
nacional, reforzando la seguridad en los 88 recintos carcelarios del
país a la fecha, buscando frenar la propagación de los motines.

Hubo motines en la cárcel de Calama, en la ex-Penitenciaría de Santiago,
en la cárcel de Quillota y Antofagasta, por mencionar solo algunos.

El día 8 de cada mes, familias y compañerxs se reúnen afuera de la
cárcel, cortando la calle con lienzos, sin permiso alguno, con la simple
voluntad de la memoria, buscando encontrarse con otras personas y
experiencias que vean la urgencia de recordar y visibilizar lo que
ocurre dentro de las prisiones.

Así han abierto un espacio callejero, un corte en la normalidad de la
ciudad, enfrentándose a carabineros, micros y vehículos en general. La
calle la han ganado las familias, con persistencia y decisión,
convirtiéndola en un espacio de memoria y también en un punto de
encuentro anticarcelario.

Algunxs familiares, buscando agruparse y defenderse forman un grupo
llamado 81 razones por luchar, luego lo convierten en una ONG, cuyo
vocero es hermano de uno de los presos que murió aquel 8 de diciembre de
2010.

81 Razones por luchar desarrolla una labor codo a codo con prisionerxs
de diferentes cárceles del país, asistiendolxs judicialmente, logrando
visitas, apelando a castigos, develando golpizas y torturas, guiando a
familiares en el laberinto carcelario. Las ONG nunca han sido de nuestro
agrado, quisiéramos que las personas se organizaran de manera horizontal
y totalmente al margen de la institucionalidad, pero aquello no
invisibiliza la cotidiana labor y entrega que realiza este grupo de
familiares.

No es la panacea, ni tampoco la perfección, pero están presentes allí
donde pocxs llegan, sin pedir dinero por su colaboración. A menudo son
la única voz de las personas en prisión y han tenido la capacidad de
vincularse con otras luchas y extender la solidaridad.

NO OLVIDEMOS EL INCENDIO EN LA CÁRCEL DE SAN MIGUEL
POR LA DESTRUCCIÓN DE TODAS LAS PRISIONES Y JAULAS!!!

* * *

Conversamos con César Pizarro, hermano de Jorge, quien murió aquella
madrugada en el incendio.

– ¿Cómo surge 81 razones por luchar?

81 Razones surge de una realidad que nadie quisiera vivir. Tus seres
amados que estaban en manos de un organismo del estado (gendarmería)
morían juntos, todos calcinados, quemados vivos ante los ojos de todo un
país y el mundo.

81Razones nace del fuego, somos fuego, somos luz, somos esas cenizas que
aún siguen prendidas a la espera de un viento de libertad que nos vuelva
a dar vida…

– ¿Cuál es su campo de acción?

La cana misma, la fila de las visitas, los lugares de torturas, las
celdas de aislamiento, los velorios y funerales, los caminos sin
respuestas, los sin fines de trámites que se deben realizar para ser
escuchados y atendidos por el estado-gendarmería o la justicia,
trabajamos en terreno, en la tierra, donde salpica la sangre de un
apuñalado o apaleado, donde nosotros mismos estamos bajo el ojo del
poder criminal del estado, a la espera de alguna causa montada o de
alguna bala loca disparada por policías enajenados en nombre de la sed
de justicia-venganza social.

– ¿Qué piensas del desenlace judicial que tuvo el caso?

Creo y pienso que ya estaba todo listo, todo montado y preparado para el
espectáculo.

Siento que jugaron con las 81 vidas de nuestros 81 hermanos, jugaron con
las familias . Lo vimos venir, el show con la muerte de nuestros
familiares en la peor tragedia carcelaria del país, impune, sin
justicia, ni siquiera removieron al director nacional de gendarmería,
que hoy es jefe de la ANI, ni al ministro de justicia, no se movió ni un
pelo de responsabilidades del estado, fue una burla grotesca y
avasalladora, fue una repugnante resolución de jueces de mierda sin
vida, sin alma sin sentimientos… Estamos seguros que si nosotrxs lxs
rebeldes hubiésemos dejado morir a alguien de ellos, del estado, del
poder factico gubernamental, ya estaríamos condenado a 30 40 años y
muchas cadenas perpetuas.

– ¿Cómo has transformado el dolor de la pérdida de un ser amado?

Ufff poder pasar del odio la rabia y la sed de venganza a la fraternidad
ha sido muy difícil, años de sueños y pesadillas, sufrimientos, dolor
del cuerpo, el querer morirte y perderle el miedo a todo peligro, como
he leído por ahí, nos quitaron tanto que nos quitaron hasta el miedo, es
complejo para un ser humano ver como un grupo de personas gobierno,
policías, instituciones hayan dejado morir a tus seres amados y luego se
burlaran y se rieran en nuestras caras, luego tener que reunirse con
ellos y mirarlos a los ojos, porque sabemos quiénes son y tienen parte
de responsabilidad y aún siguen vestidos de verdes creyendo que pasan
piola luego de dejar morir a los 81 y cientos y miles de presos más.

Hoy el amor al prójimo la solidaridad la hermandad, la lealtad y la
lucha de día a día nos ha mantenido de pie, muy firmes y seguros que
vamos por el camino correcto…luchamos por un cambio total al mundo
asqueroso de las cárceles, el mismo mundo putrefacto que dejó morir a
nuestros 81 hermanitos.

– En algunos mitines afuera de la cárcel has leído partes del libro de
Xosé Tarrío, has hablado de Pombo, de Claudio Lavazza, de Mauri, ¿cómo
te acercaste a esas experiencias?

El llegar a esos hermanos fue algo increíble, lloré en cada lectura de
ellos, fue algo que quizás estaba en mi ser, en mi mente y en mi sangre
y otros hermanos por otros lados del mundo hablaban sufrían y luchaban
contra algo que yo también luchaba, el conocer a estos hermanos fue una
inyección de energía moral y humana, me llenó de vida alegría y
sentimientos, no sé cómo decirlo pero siento que ellos son mis hermanos
amigos y compañeros hasta de «delitos», los quiero mucho a todos y los
respeto, sus vidas e historias, sé que como ellos hay muchos más que con
el pasar del tiempo y de los años he ido conociendo en las canas
chilenas y en muchos países más por el mundo…sufro con ellos sufro al
saber que han pasado tantos años de su vida y me impresiona al máximo el
valor que le dan a la vida y los intactos sentimientos y SOLIDARIDAD que
mantienen INQUEBRANTABLES.

Ellos viven en mí y estoy feliz de saber que de alguna forma nos
conectamos en el universo mágico de los que tenemos el corazón un poco
más grande del resto de los mortales…

– ¿Qué te gustaría transmitirle a quienes van conociendo el incendio en
la cárcel de San Miguel?

Que se acerquen que aun necesitamos ayuda y solidaridad, que necesitamos
unir fuerzas, que esta lucha lleva 8 años, 8 años que no han sido en
vano con 81Razones nació una fuerza increíble de amistad cariño fe y
esperanzas de que si podemos cambiar la historia, aunque nos quieran
encarcelar y callar, aunque intenten sobornarnos, aunque paguen
indemnizaciones, aun derrumben San Miguel, esta fuerza natural del ser
humano que nace de las entrañas apretadas por el horror que ellos
generaron está presente y más viva que nunca, existimos hermanos,
estamos ahí presentes, todos los 8 de cada mes nos puedes encontrar
frente a la torre 5 de la cárcel de San Miguel donde murieron nuestros
81 hermanos, ahí estamos para abrazarte, escucharte ayudarte y
orientarte, aunque nadie hizo eso con nosotros en el momento que más lo
necesitábamos, ahí hay un grupo lindo de personas, que lucha quiere
luchar y seguirá peleando contra el perverso sistema criminal
carcelario, ahí en un grupito a la oscuridad de la noche, susurrando a
los vientos que chocan con los muros de la cárcel, se oye, se escucha y
se escuchará, 81Razones. Con cariño eterno a mis hermanos…
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(*) Ya se conmemoran 9 años del incendio que terminó con la vida de 81
presos en la Cárcel de San Miguel, éste texto apareció en el segundo
número de la Publicación Madre Tierra, en Febrero de 2019.

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