[Chile] Algunas breves reflexiones en torno a la lucha por lxs prisionerxs de la revuelta. Por Refractario.
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Entre la revuelta y la solidaridad con lxs presxs de la revuelta
Como sabemos la revuelta iniciada en octubre del 2019 no solo nos trajo
hermosas y enriquecedoras experiencias de combate al Estado y de
resquebrajamiento de las relaciones de autoridad, sino también una larga
lista de muertxs, torturadxs, violadxs, mutiladxs y prisionerxs.
Durante los primeros días lxs revolotosxs que ingresaban a las cárceles
rápidamente aumentaban de decenas a cientos, hasta llegar a culminar en
miles. A diciembre del 2019 el Estado mantenía tras las rejas a 2.500
personas acusadas de participar de una u otra forma en actos de la
revuelta.
Con el pasar del tiempo muchxs consiguieron salir accediendo a arresto
domiciliario u otras medidas cautelares, debido a que la mayoría se
encontraba principalmente por delitos menores (desorden, saqueo, etc).
En prisión preventiva han permanecido quienes están principalmente
acusados de incendio y porte de bomba molotov recluidos en las distintas
cárceles del país, literalmente desde Arica a Punta Arenas. A febrero
del 2021, sin existir cifra exacta, no más de 200 deben ser quienes se
encuentran tras las rejas, aun cuando un alto número este en arresto
domiciliario o con otras medidas.
Desde el primer día de la revuelta quienes permanentemente han
cuestionado y enfrentado a la cárcel, identificaron no solo la inminente
realidad de prisionerxs que caerían producto de la represión, sino
también la necesidad de continuar con fuerza la lucha por lxs
prisionerxs subversivxs en momentos de completa ruptura del orden
establecido. Fue así como el 27 de noviembre de 2019 distintas
individualidades anarquistas y antiautoritarias convocaron a un
concurrido mitting afuera del Centro de Justicia, donde se señalaba “La
cantidad de presxs rebeldes en este momento es impresionante y están
arriesgando condenas muy altas. Es necesario instalar el discurso
anticarcelario antes de que sea tarde…” y finalizar con la consigna
“Porque podría ser cualquiera. Fuego a la cárcel, libertad a nuestrxs
presxs de la revuelta de octubre y de la guerra social”.
Luego, con el pasar del tiempo se fueron conformando distintas
coordinadoras e instancias de apoyo a lxs prisionerxs de la revuelta de
forma más o menos permanente, tanto a nivel regional como nacional.
Durante los momentos álgidos de la revuelta, aquellas orgánicas
funcionaron a toda máquina tanto en el apoyo concreto como en la
difusión y agitación, muchas veces sin dar abasto ante la inmensa
cantidad de prisionerxs, las dificultades de tomar contacto con su
entorno y la permanente caída de nuevas personas en prisión.
Las fuertes medidas represivas instauradas en marzo del 2020 con excusa
de la pandemia golpearon profunda e innegablemente el ritmo de la
conflictividad callejera. Así fue como en los meses más agudos de
confinamiento y encierro, estas persistentes iniciativas mantuvieron
viva la necesidad del apoyo a lxs presxs de la revuelta y la
visibilización de sus distintas situaciones particulares. Cuando las
calles volvieron a ser tomadas de forma masiva y con vitalidad por lxs
rebeldes, el tema de lxs prisionerxs politicxs de la revuelta, ya estaba
completamente instalado.
Fue justo en el contexto del plebiscito por una nueva constitución
(septiembre-octubre-noviembre) que no solo surgieron un sinnúmero de
grupos de apoyo a lxs prisionerxs de la revuelta, sino que gran parte de
asambleas territoriales e individualidades volcaron su interés en el
tema de lxs prisionerxs. Tras el plebiscito esta realidad se hizo
indesmentible, quizás movidos por la culpa tras apoyar a la
institucionalización de la revuelta, con cierta vergüenza de quienes
votaron en las urnas del poder (incluyendo varios “anarquistas”) o
quizás por el “deber democrático” de resolver el tema de lxs prisionerxs
de la revuelta ad portas del nuevo proceso. Lo cierto es que realmente
el tema estallo por todas partes, desbordando cualquier orgánica que
tuviese algún carácter específico en el apoyo tras las rejas. Desde
entonces la situación de lxs prisionerxs de la revuelta ha adquirido un
protagonismo, pasando a ser parte de los principales puntos en las
actuales movilizaciones callejeras.
Hurgando por callejones sin salida
A finales del 2020 comenzó a gestarse por parte de algunos sectores la
necesidad de buscar una “solución política” a lxs presxs de la revuelta,
y en función de esa necesidad ir trabajando en su creación, gestión y
claro está, en administrarla.
La “solución política” asume que el encarcelamiento de quienes han
participado en la revuelta se debe a motivaciones política y por ende
una de las posibilidades de su liberación, sería de carácter
político-administrativo más que jurídico. Todo esto considerando la
enorme cantidad de procesadxs y las disimiles situaciones que engloba
lxs prisionerxs de la revuelta.
Con esta premisa varios intereses comenzaron a confluir construyendo una
salida institucional respecto a lxs encarceladxs Por una parte se
encontraba una fracción de los poderosos, partidos políticos y
administradores de las estructuras quienes buscan capitalizar
políticamente esta movilización, volver a legitimar y validarse
políticamente como también respaldar a sus propios candidatos a
constituyentes. La apuesta de estos sectores es la desmovilización y paz
social tras “solucionar” el problema de lxs prisionerxs politicxs,
continuar con la institucionalización de la revuelta además de limpiar
el proceso constituyente.
En otra parte se encuentran los distintos grupos y colectivos que han
nacido en los últimos meses de apoyo a lxs presxs politixs de la
revuelta, varios de ellos con partidos políticos o candidatos
constituyentes atrás (Solo hay que escarbar un poquito para darse
cuenta, no mucho, solo un poco para poder ver sus banderas), que sumado
a algunas organizaciones buscan legitimarse ante los poderosos (de ahí
la innumerable y aburrida cantidad de cartas escritas a partidos,
políticos, instituciones, etc desde hace más de un año), deseosos de más
democracia y más derechos. Son los excluidos deseosos de incluirse en
las estructuras de dominación, quienes no buscan destruir el orden
imperante, sino sus reformas y mejorar el funcionamiento de sus
engranajes.
Como evidencia de todo esto, podemos ver en noviembre del 2020 la
gestación de un “Grupo de iniciativa por la Liberación de los presos
políticos”, que claro esta no hace referencia a todxs lxs que se podrían
considerar como prisionerxs politicxs, sino solo, exclusiva y
excluyentemente a lxs de la revuelta. Aquella iniciativa está (o estaba)
conformada por Agrupación de Familiares de Presos Políticos Santiago 1,
Agrupación de Familiares y Amigos de Presos de Políticos, Agrupación de
Familiares y Amigos de Prisioneros Políticos Guacoldas Agrupación de
Prisioneros Políticos de la Granja en conjunto con una serie de
diputados de Partido Comunista, Revolución Democrático y Partido
Progresista.
Ya no se buscaba forzar una salida política como suele ocurrir con
innumerables huelgas de hambre, movilizaciones callejeras o lucha
intermedia, sino que derechamente ser parte del grupo y auxiliar a los
poderosos. Como buena negociación de la mano del poder, muchos de estos
grupos fueron transmutando y acomodando sus posiciones a medida de que
fueron caminando con los poderosos, como lo veremos más adelante.
Lxs presxs de la revuelta
Como es sabido, la realidad de lxs presxs de la revuelta es diversa y
distinta, como lo es y ha sido la propia revuelta: Estudiantes,
pobladores, sujetos conscientes, posiciones revolucionarias, demócratas,
indignación, ciudadanismo, a favor de la nueva constitución, en contra
de todas las constituciones, etc.
Creer en una identidad propia o una forma lógica de lxs prisionerxs de
la revuelta, no solo no es real y podría implicar una falsificación
histórica, sino que genera continuamente el choque contra la muralla de
los hechos. Las continuas peticiones/recomendaciones/sugerencias a que
lxs prisionerxs de la revuelta se organicen, buscando compararlos con
otros momentos de masivos encarcelamientos (Dictadura o durante la
década de los 90) son completamente disociadas de la realidad. No por un
cambio en el grado de la represión, ni por las modificaciones de la
realidad carcelaria entre gendarmes y presos, ni tampoco por el tipo de
cárcel, sino justamente por las diferentes trayectorias y
posicionamiento de los individuos. Muchas veces existiendo posturas
completamente distintas, contradictorias o hasta antagónicas tanto
políticas como en el cotidiano.
Es esta la realidad de lxs presxs de la revuelta y su dinámica a nivel
nacional. De igual forma existe una serie de particularidades en cada
cárcel e incluso en cada módulo, donde muchas veces existe un
desconocimiento de la historia reciente (o incluso actual) de prisión
política o hasta de otras realidades de prisionerxs de la revuelta en el
mismo territorio.
En mayo del 2020 “Algunos anarquistas presos en el módulo 14 de
santiasco 1” alertaban sobre “la dañina «romantización» a la que la
calle y la lucha le ha dado a este módulo de «manifestantes». Los ánimos
de lucha no solo se disolvieron en la calle, tuvo un efecto real en la
capacidad de coordinación entre nosotros y el exterior”.
Es dentro de esta gran variedad que existen excepciones que han
levantado distintas instancias al interior, desde bibliotecas,
barrotazos y gestos que los permite posicionarse de una u otra forma.
Desde el plano practico, y en la actualidad nos encontramos con pequeños
grupos de presxs en regiones, y una cantidad más grande en Santiago,
principalmente en la cárcel/empresa (concesionada) Santiago 1. Gran
parte de quienes caían por acciones asociadas a la revuelta comenzaron a
habitar el módulo 14, destinado en un comienzo exclusivamente para
ellos, para luego ser trasladados al módulo 12 hasta hoy. Quienes caían
con posterioridad a la cuarentena en el recrudecimiento de las
manifestaciones comenzaron a habitar el módulo 3, todo esto sin
contemplar varios casos de prisionerxs de la revuelta que se encuentran
dispersos en otros módulos por distintas circunstancias.
En el mismo sentido práctico, varios han conseguido salir con
modificación de medida cautelar, algunos han aceptado un juicio
abreviado y han conseguido cumplir su condena en “libertad vigilada”,
hay quienes recién han sido detenidos, otros se encuentran a espera de
juicio mientras que hay quienes que han conseguido salir absueltos y
unos cuantos (hasta ahora solo un puñado) han quedado condenados a
prisión. La realidad es sumamente dinámica y versátil en lxs presxs de
la revuelta.
A pesar de que han salido algunos textos desde lxs prisionerxs de la
revuelta, unos pocos con firmas, otros desde el anonimato y unos cuantos
agrupados como “Presxs Subversivxs en Resistencia”, la familia ha
adquirido un rol relevante tanto a modo de vocería como en la
integración de determinadas instancias.
Indulto/Amnistía
Antes de continuar, una breve y simple definición respecto a estas
medidas excepcionales de intervenir un proceso jurídico por parte del
Estado: El indulto “perdona” la pena del delito, del ya condenado;
mientras que la Amnistía “perdona” el delito mismo por el cual se es
procesado. El indulto asume que hubo un delito y un castigo, pero es el
castigo el que se perdona mientras que la amnistía asume que realmente
el delito no fue tal debido a condiciones especiales del contexto en que
ocurrieron.
A pesar de que en un comienzo los distintos grupos comenzaron a evaluar
la posibilidad de una salida política, está siempre se pensó mediante
las movilizaciones callejeras, las denuncias y la agitación llevara al
poder a un camino, donde la amnistía parecía ser la salida más adecuada
a la situación de lxs presxs de la revuelta.
Al parecer la creación y las negociaciones al interior de aquel “Grupo
de iniciativa” hicieron que rápidamente se transmutaran varios discursos
y posiciones. De esta forma algunos grupos tuvieron que botar sus
lienzos a favor de la amnistía como también reescribir sus panfletos y/o
declaraciones. Ahora la amnistía no serviría ni sería posible, sino que
el mejor camino vendría a ser el indulto ¿Por qué? Algunos sectores de
las viejas organizaciones de DDHH, verdaderos traficantes de la memoria
y lxs muertxs, se incomodaban con el concepto de “Amnistía” ya que les
recordaba la aplicación de dicha herramienta durante la dictadura (Con
una memoria a corto plazo y repleta de lugares comunes). De igual forma
el indulto es menos lesivo al Estado de derecho, ya que de una u otra
forma reconocería el funcionamiento de las investigaciones, los
policías, los tribunales y solo se perdonaría lo sentenciado.
Finalmente el 9 de diciembre del 2020 los senadores participes del
“Grupo iniciativa” comienzan la tramitación de la ley de indulto a
presxs del “estallido social”, proyecto que finalmente en su desarrollo
resulto ser un hibrido entre amnistía e indulto.
En el contexto de estos debates públicos, en espacios de solidaridad,
dentro de la cárcel y también en los múltiples roces que significó la
participación o vinculo de representantes de instituciones “Presxs
subversivxs en resistencia”, desde Santiago 1 sacaron un comunicado
señalando una serie de requisitos “sea amnistía o indulto” y mostrando
su total rechazo a convivencias con los poderosos.
Otros espacios decidieron seguir poniendo énfasis en la amnistía como
apuesta, aunque en la practica el único proyecto que esta es el del
indulto. Desarrollando desde ahora una campaña y presencia callejera por
la “Libertad inmediata sin condiciones” sin necesariamente hacer
referencia a aquel indulto.
A lo largo de la historia y en distintos momentos históricos ambas
herramientas (Indulto o amnistía) han sido utilizadas por el Estado
según el momento y las perspectivas históricas determinadas. En momentos
estas posibilidades han sido vistas y potenciadas por distintos grupos
revolucionarios, solo por mencionar algunos ejemplos tenemos los
indultos de principios del 2000 conseguidos mediante movilización y
lucha a prisionerxs subversivxs perteneciente a grupos armados de los 90
condenados a altísimas penas de prisión, que les permitió salir de la
cárcel, algunos de los cuales cayeron años después al continuar
luchando.
Por otro lado, existen las distintas amnistías durante la dictadura que
consiguieron excarcelar a distintxs prisionerxs politicxs, como también
asegurar la impunidad judicial de milicos.
En los 70 nos encontramos con el indulto que dio la Unidad Popular a
miristas y vopistas, como también una serie de amnistías decretadas por
el Estado tras conflictos sociales, buscando refundar su legitimidad y
paz social. En el plano internacional recordadas son las luchas por
parte de los Grupos Autónomos en España luchando por la Amnistía total
de todxs lxs prisionerxs revolucionarixs, de los distintos grupos
armados de aquella época o también las referencias a “Amnistía general”
por los sectores más radicalizados de ETA en prisión.
Eso por solo mencionar una pincelada de historia y miles de experiencias
existentes más. Las críticas al indulto como herramienta abundan, al ser
considerada la petición de perdón y clemencia al Estado; mientras que
las críticas a la Amnistía las podemos encontrar principalmente en
Alfredo Bonanno, quien señala que la apelación a esta medida es un
llamado a poner fin a la conflictividad e incluso negar la existencia de
aquel antagonismo. Lo cierto es que ambas son medidas del Estado,
fórmulas que cuando han sido conseguidas mediante la lucha, sin
arrepentirse, con dignidad y posiciones revolucionarias firmes pueden
significar una victoria parcial en luchas determinadas. Esta lógica es
aplicable cuando se piensa desde posiciones revolucionarias, situación
que cambia cuando comprendemos que en una revuelta social quienes
participan en el combate callejero, quienes están presxs o quienes han
sido golpeados por la represión no tienen porque ser necesariamente
compañerxs de lucha y evalúan la realidad de forma muy distinta. El
principal riesgo es la creencia, la fe real en el Estado, en la justicia
y en compartir el significado de los conceptos con el enemigo: El
perdón, la paz, el arrepentimiento, la democracia, los derechos humanos
y la clemencia.
Por todxs lxs secuestradxs por el poder
Reconocemos la calidad de rehenes del Estado de lxs presxs y en esa
situación asumimos que las distintas batallas que se han dado y se darán
siempre han implicado negociar desde la correlación de fuerzas con el
enemigo, así han sido las movilizaciones, las huelgas de hambre, el
reconocimiento de “derechos carcelarios”, incluso algunos juicios o
tratamientos médicos. El equilibrio entre arrancar una decisión
favorable ya sea mediante una huelga de hambre o agudas movilizaciones
callejeras no es ni será lo mismo a sentarse, fraguar, administrar y
fagocitar salidas políticas en conjunto y desde dentro del propio
sistema. Aun cuando pueda existir un dialogo con el poder y el enemigo,
este no será desde el más bajo clientelismo político, convivencia o
buscando su validación.
La centralidad que ha tenido la lucha por la libertad de lxs presxs de
la revuelta es importante, y ha sido relevante sobretodo para la propia
movilización callejera. Instalar la prisión como una realidad posible,
visibilizar lo invisible del encierro e ir posicionando una crítica
aguda al Estado y sus prisiones es un desafío permanente en el fecundo
campo de la inestabilidad social abierta desde octubre del 2019. Pero
esta lucha debe saber no olvidar las continuas batallas con el resto de
compañerxs prisionerxs, nos referimos puntualmente a Juan Aliste,
Marcelo Villarroel, Joaquín García, Juan Flores, Mauricio Hernández,
Pablo Bahamondes, Francisco Solar, Mónica Caballero y Felipe Ríos, para
quienes en algunos espacios de solidaridad pareciera que subyace una
separación tacita entre los presxs “buenos” y “malos”. Olvidarse de los
discursos victimistas no solo es importante, sino una necesidad para la
sobrevivencia de la solidaridad revolucionaria sin que se asfixie en los
discursos democráticos y de derechos humanos.
El proyecto de indulto seguirá su camino, si este permite que algunxs
prisionerxs de la revuelta vuelvan a pisar la calle, pues perfecto, si
su proyecto fracasa (solo basta recordar la amenaza de veto al proyecto
que expreso el gobierno), nuestra disposición tiene que saber sobrepasar
aquellas formulas y cálculos de los poderosos. Dar la batalla y la
movilización por lxs presxs de la revuelta, subversivxs, anarquistas y
mapuche es un continúo que no cabe en aquellos acuerdos entre senadores
y aquellas parodias de movimientos revolucionarios de los 80-90. Asumir
las reales posibilidades de sacar de la cárcel a compañerxs tiene que
ser un desafío para sobrepasar la mera “asistencia” a su prisión o las
referencias abstractas y etéreas que impiden materializar los
desencierros.
Recordar que es en la calle, en la propaganda y en la agitación
multiforme donde subyace nuestra fuerza y vitalidad. Es justamente desde
la oposición total a este mundo desde donde podemos generar estrategias
para sacar a lxs compañerxs de las prisiones y enfrentarnos a obstáculos
concretos como lo es la modificación al decreto 321 que frena la
“libertad condicional”, o la continuidad de penas por parte de la
fiscalía militar a prisionerxs revolucionarios (Marcelo Villarroel y
Mauricio Hernandez) y los próximos juicios que vienen en el corto plazo
contra prisionerxs de la revuelta, a los cuales se les piden décadas de
prisión.
Destruir y superar estos obstáculos serán logros específicos y palpables
de la lucha, como lo ha sido la restitución de las visitas con un mínimo
grado de dignidad. Todo dependerá de nosotrxs mismxs y de lxs compañerxs
en prisión, las voluntades y gestos concretos. Claro está, podemos
conformarnos con aquello, con la mínima ganancia, podemos situar que la
mano del Estado está detrás de todo, donde cualquier lucha estará
perdida de antemano ó simplemente podemos dar todas las batallas que
tengamos que dar para continuar la batalla milimétrica adentro de las
prisiones, sacar a lxs compañerxs de las cárceles y claro está, para que
de las rejas y encierro solo queden ruinas.
¡Prisionerxs de la revuelta a la calle, calles para la revuelta!
¡A derogar la modificación a la 321! ¡A combatir la cadena perpetua
encubierta!
¡Que la revuelta reviente los muros de las prisiones!
-Publicación Refractario-
-Febrero 2021-