[Italia] La reacción en Italia. Mensaje en el barril sobre la op. Sibilla y mucho más. Michele Fabiani
La reacción en Italia. Mensaje en el barril sobre la operación Sibilla y mucho más
La voluntad de destruir es al mismo tiempo una voluntad creadora.
– M. Bakunin, La reacción en Alemania
Se dice que un día Alejandro Magno fue al barril donde vivía Diógenes de Sinope. Diógenes fue el único filósofo que no había ido a rendir homenaje al gran rey. Así fue Alejandro hacia él. Alejandro le preguntó: «Dime qué puedo hacer por ti». Y Diógenes respondió: «Apártate, me estás haciendo sombra».
Reflexionar hoy sobre las condiciones de incomunicabilidad, de autonomía, de refractariedad hacia el poder es mucho más complicado de cuanto lo era en el siglo IV a. C.
Hoy el poder no se mueve, ya no existe un barril en el cual la sombra del Estado no llegue. La única relación posible con este organismo global es la violencia. Con demasiada frecuencia se oye repetir, como una letanía de oración al atardecer, la inactualidad de la violencia revolucionaria. Se dice «ya no son los tiempos», cuando, en todo caso, a ser inactual, ya, es la posibilidad de escapar.
Los dos últimos años han representado una triste confirmación de esta historia milenaria. Una nueva era se ha anunciado con la masacre en las cárceles italianas, con el encierro de las personas en sus casas mientras la producción continuaba adelante, con las agresiones y los asesinatos durante las huelgas de la logística, con las innumerables maniobras represivas contra los anarquistas, finalmente a través del paso verde, desembarco definitivo (?) de la nueva sociedad del control.
En la así llamada civilización global los desastres del capitalismo nos alcanzan en cada cueva. La parábola de los últimos movimientos ecologistas me parece elocuente. El «bla bla bla» de la pequeña Greta que les cae sobre su cabeza: sois vosotros pacifistas los que hacéis solo «bla bla bla» y mientras tanto los patrones del mundo continúan a conducirnos a todos hacia la catástrofe. ¿Qué hacer entonces? Salir del barril y actuar.
Podemos leer la reciente operación «Sibilla» desde tres puntos de vista: las dinámicas de desolidarización; el giro autoritario de nueva forma; la fase nihilista.
1. Dinámicas de desolidarización
La investigación apunta en primer lugar a golpear los escritos de Alfredo Cospito y quienes los difundieron. Objetivo declarado de los magistrados es crear un foso más potente de aquello físico que rodea la prisión. Dar solidaridad revolucionaria a un prisionero como Alfredo significa entonces llamar la atención de la represión.
¡Ciertas cosas no se pueden decir! No se ha dado suficiente resalto a un hecho inherente a los registros del 11 de noviembre. El ROS [1] ha secuestrado todas y digo todas las copias rastreables de «Vetriolo», del libro ¿Qué internacional? y del libro Mi querido patrón mañana te disparo [2](Ediciones Monte Bove) en el intento de borrar una pieza importante de la propaganda anarquista de los últimos años. Las palabras, los análisis, las propuestas de los revolucionarios deben desaparecer, condenados a la damnatio memoriae[3], probablemente serán quemados en la primera noche de luna llena, con la bendición del obispo y los conjuros de la santa inquisición. Pero las dinámicas de desolidarización son un hecho progresivo, no terminan en una noche de caza de brujas. Se expanden como una nube tóxica.
¿Cómo se responde a las dinámicas de desolidarización? Con la solidaridad, sí, ¿pero qué significa solidaridad? Yo no soy solidario con las ideas de Alfredo. Algunas las comparto, otras no las comparto. Soy anarquista y razono con mi cabeza. Yo soy solidario con las prácticas de las cuales es acusado. Yo pienso que las prácticas de las cuales Alfredo está acusado son un patrimonio del movimiento revolucionario.
Y uso la palabra «patrimonio» no por casualidad. Nuestra clase no tiene riquezas. No hereda nada en la tierra de los patrones. Nuestras únicas riquezas, nuestro patrimonio, viene dado de nuestras prácticas de lucha. Son nuestra única herencia, las debemos cuidarlas con celosía, pero sobre todo las debemos alimentar. Cada generación puede ser una generación «mesiánica», revolucionaria, decía Walter Benjamin.
Naturalmente el pan se hace con la harina que se tiene. Cuando le preguntaron a Diógenes cuál era la mejor hora para comer, parece que el filósofo respondió: «El rico cuando quiere, el pobre cuando puede».
Decía un gran estratega revolucionario, Carletto Mazzone, que «la técnica es el pan de los ricos, la táctica es el pan de los pobres». Nosotros no tenemos técnica, no tenemos ciencia y no tenemos fundaciones millonarias. Tenemos nuestra inteligencia y nuestra hambre.
Y la inteligencia da miedo, por esto nos secuestran libros y periódicos.
2. Giro autoritario de nueva forma
A propósito de análisis que dan miedo, la operación Sibilla confirma una importante hipótesis de «Vetriolo». El advenimiento de un «giro autoritario de nueva forma». Para enmarcar este concepto correctamente, primero debemos decir algo sobre el santo patrón de la Operación Sibilla.
Momentáneamente aparcado en la fiscalía de Perugia, Raffaele Cantone es una de las estrellas brillantes de la burguesía italiana. Reserva de la república en servicio permanente efectivo, su nombre ha sido mencionado en varias ocasiones para la presidencia del consejo (primer ministro, NdT.), en particular por los ambientes europeístas, liberales y de la camarilla que gira en torno a Matteo Renzi. Bien entendido para un gobierno de conjura parlamentaria, que esta gente, se sabe, lo hemos visto con Mario Monti, no les vota ni siquiera su madre.
De todas las acusaciones hechas por Manuela Comodi y bendecidas por San Raffaele Cantone, la cabecera M) de la ordenanza es sin duda el más divertido. Se viene acusado de haber escrito un texto firmado por «Circolaccio Anarchico – Spoleto» en el cual se hace un llamamiento «por una verdadera huelga general» – ¡mis cojones! – «así de instigar públicamente a la comisión de delitos contra la personalidad del Estado, amenazando gravemente un injusto daño».
Mira lo que es el giro autoritario de nueva forma: mientras los escuadrones de los patrones golpean a bastonadas a los obreros en huelga, quien invoca una verdadera huelga general a la altura del nivel del enfrentamiento, amenaza un «injusto daño» a aquellos patrones que en tanta consideración tiene al dr. Cantone.
Para evitar cualquier peligro de «victimización» o «inocentismo», hay que precisar que Cantone, en otras palabras, no ha recibido ningún golpe [4]. Su estrategia se coloca, del todo pacíficamente, dentro del nuevo giro autoritario de nueva forma. Hay una línea roja que conecta la masacre de Mottarone a Stresa, los seis muertos al día en el trabajo, los sindicalistas asesinados, el paso verde y la operación Sibilla. Esta línea roja se llama: reinicio de la economía capitalista.
Yo soy completamente culpable, tiene razón «Cantone el censor», de haber alabado el sabotaje del reinicio económico.
La acusación de Cantone tiene en realidad aquel sabor nostálgico que nos transporta a un pequeño mundo antiguo. De hecho, hay que recordar que, originalmente, el artículo 270 del código Rocco castigaba aquellas asociaciones que promovían el «odio de clases».
Imaginémonos si no soy culpable, ¡nosotros los anarquistas son 150 años que promulgamos el odio de clase! No solo me declaro culpable, sino que para que mi confesión sea más convincente pretendo llamar correctamente:
– la asociación industrial (¿os acordáis de ese saco de mierda de Macerata que decía «si alguien morirá, paciencia»?);
– la asociación de comerciantes, por aquellos contratos de 10 horas y otras 40 horas en negro (así durante el encierro hemos tomado el subsidio de desempleo solo sobre aquellas 10 horas);
– Las empresas como la SPK de Milán, que alquilan a los «gorilas» para las escuadras con las que se golpea a los trabajadores en huelga.
Pido disculpas a los muchos que he olvidado. Yo he hecho de todo para fomentar el odio de clases en mi vida, pero es solo gracias a vosotros que hemos llegado hasta aquí.
Si esto es instigación, bueno, ¡es una instigación irresistible!
A pesar de ese pequeño mundo antiguo del código Rocco que desde hace 15 años hace soñar a Manuela Comodi, hay que precisar que el giro autoritario de nueva forma no es el fascismo. Como la pulsera electrónica no es la bola y la cadena al pie. Por otro lado, ¡lo habían prometido que la tecnología nos habría mejorado la vida!
Esta aclaración, entre otras cosas, me mantiene bien alejado del conspiraciónismo. Quien cree, por ejemplo, que el Estado provoque las tensiones y las crisis a propósito, para luego da un giro autoritario. El estado, si pudiera, viviría en la paz social. ¡El estado nos ataca porque es atacado!
La verdad es que las crisis que está provocando el capitalismo -ambientales, sanitarias y sociales- son ingobernables. Por esto se necesita un giro autoritario. A esto sirven las tecnologías, el control digital, el pasaporte interno para moverse y trabajar.
Además, esta aclaración me tiene bien alejado de cualquier antifascismo democrático. Es realmente verdad, como decía Bordiga, que el antifascismo se habría convertido en el peor producto del fascismo.
Inmodestamente, «Vetriolo» ha sido el periódico desde siempre más lúcido sobre estos temas. En tiempos no sospechosos, cuando teníamos a Matteo Salvini en el gobierno, «Vetriolo» siempre ha criticado a quien hablaba del peligro fascista-Liga Norte. En las columnas de «Vetriolo» siempre se ha escrito que los verdaderos riesgos autoritarios provenían de una vuelta de tuerca del liberalismo, que arriesgábamos más un Bava Beccaris que un Mussolini (Bava Beccaris invocado propio de reciente para ametrallar las plazas no pase verde).
Y en mi libro de historia, después de Bava Beccaris viene Gaetano Bresci…
3. La fase nihilista
El último aspecto del cual nos habla la operación Sibilla es inherente a aquella que en «Vetriolo» ha sido
llamada la «fase nihilista». La fase nihilista, en mi opinión, llama en causa dos tipos de problemas.
El primero es inherente a la relación cada vez más conflictiva con la cual, ahora ya a nivel de masas viene percibida la ciencia. Bakunin había profetizado, hace ya 150 años, esta degeneración. Al vincular la idea de Estado a la idea de Dios y observando que todo poder estatal necesita un aparato ideológico-religioso, Bakunin había previsto que en el pleno desarrollo del Estado burgués, los científicos se habrían convertido en los nuevos curas.
Bakunin, va recordado, no polemiza con la ciencia, como si esta tuviera una propia vitalidad subjetiva, sino con el constituirse en clero de los científicos. Es decir, el problema de Bakunin no es anti-ciencia, es siempre un problema social, del estratificarse en clave ideológica y no solo mecanicista de las clases sociales.
El clero científico, como todo clero, tiene sus ritos y sus misterios, su lenguaje es envolvente y exclusivo, compuesto de varios idiotismos que excluyen a las masas.
Hoy la profecía de Bakunin se ha hecho realidad, millones de proletarios en el mundo salen a las calles contra los nuevos «escriba». Si incluso la civilizada Holanda ve a la policía disparando contra los manifestantes, significa que está sucediendo algo potente.
La grandeza del gesto de Alfredo consiste en el haber identificado de manera ferozmente lúcida la contradicción del siglo: la lucha entre los explotados y el nuevo clero que quiere rediseñar el mundo para que el orden de los patrones se vuelva irrevertible. En una época en la cual somos todos responsabilizados, Alfredo «redistribuye» un poco de responsabilidad.
El segundo orden de problemas que la fase nihilista llama en causa consiste en la eliminación de la lucha de clases. Ha habido una verdadera y propia erradicación práctica y cultural de esta lucha. El odio de clases es el gran erradicado de nuestra época.
La fase nihilista consiste entonces en esto: el retorno del odio de clase removido bajo formas sintomáticas, kársticas, irracionales. Reírse de esta irracionalidad porque los cabreados no veneran la ciencia como las iglesias marxistas prevén, o porque no se adhieren al manual del perfecto activista verde-fucsia de la » new left «, significa no haber entendido la naturaleza de la fase nihilista.
Nosotros debemos, por el contrario, contraponer al mito de la ciencia el mito de la revolución social, llevar dentro de la fase nihilista aquella negatividad radical que es la anarquía vindicadora.
Se necesita, lamentablemente, reconocer a la operación Sibilla una cierta «puntualidad». Terminados los «tiempos largos» parece que la historia haya calzado las botas de las siete leguas. Sin embargo, estoy convencido de que estas operaciones no tengan ninguna posibilidad de éxito. Me gusta mucho una frase de la Plataforma:
«El anarquismo nació, por tanto, no de las abstractas reflexiones de un académico o de un filósofo, sino de la lucha directa de los trabajadores contra el capital, de lo que necesitan y sus necesidades, de su psicología, de sus aspiraciones de libertad e igualdad».
Siendo una idea inmanente de los explotados, no bastaran los barrotes para encerrar la anarquía. No basta con cerrar los periódicos. Inevitablemente, de la rabia, como el fénix, volverá a surgir la Idea inefable.
Por último, visto que hablamos de «delitos de opinión» (definición del Juez de Instrucción, sic) estamos llamados a responder a una pregunta: ¿qué significa pensar?
Pensar significa negar. Toda afirmación es una negación, decía Spinoza. En nuestras lenguas nos es casi imposible una cualquier frase que no contenga una negación. El pensamiento surge, pues, como negación del ser, como negación de aquello-que-esta, del Estado. Los humanos desde siempre niegan una realidad que encuentran insoportable.
Hay solo una entidad que no niega nunca, es la máquina. La máquina es una «entidad positiva», nosotros somos entidades negativas. Tenemos dentro una fractura entre nuestro yo y la naturaleza, entre nuestro yo y la historia, entre nuestro yo y el Estado. Ésta es la razón por la cual no podrán nunca existir máquinas inteligentes nunca pueden existir, digan lo que digan. La única máquina inteligente, por mucho que se diga. La sola maquina inteligente es aquella que se apaga. Porque solo quien se niega, quien «hace huelga», tiene la dignidad del intelecto.
Como dice el odioso lema de los carabinieri, «obedecer en silencio». La obediencia es muda, es la negación que funda el lenguaje. En cuanto a mí, no conseguiréis silenciarme: soy un proletario, soy un anarquista, soy un insurreccionalista y nunca daré un paso atrás.
Michele Fabiani
un anarquista de los Sibilinos
Fuente:
//malacoda.noblogs.org/post/2021/12/07/la-reazione-in-italia-messaggio-nella-botte-sulloperazione-sibilla-e-molto-altro/#more-4900
Notas:
[1] Reparto Operativo Especial de los carabinieri
[2] También es una estrofa de una vieja canción de lucha social y de clase: …querido patrón mañana de disparo, hare de tu piel jabón de bestia (somaro)….
[3] Es una locución latina que significa literalmente condena de la memoria. Era una práctica de la antigua Roma consistente en, como su propio nombre indica, condenar el recuerdo de un enemigo del Estado tras su muerte.
[4] Juego de palabras entre el apellido del fiscal: Cantone y la palabra cantonata: golpe, torta, metedura de pata, etc..