[Italia] Trento – Declaración de Massimo Passamani en la audiencia por las medidas de sorveglianza speciale (vigilancia especial).

Traducido en colaboración con contrainfo.espiv.net

El jueves 10 de septiembre se ha desarrollado en Trento la audiencia por las medidas de vigilancia especial-1- contra Massimo. La sentencia se dictará en los próximos días o semanas-2-. En espera de un informe sobre la concentración-manifestación de esta mañana, difundimos la declaración que Massimo ha hecho en una sala repleta de solidarios.

Declaración en la audiencia por las medidas de vigilancia especial

Los gobiernos pasan, pero los artículos del código penal permanecen.

Leyendo algunos libros de historia sobre luchas revolucionarias en este país me he topado con la aplicación de la ammonizione (admonición-3-) – que de hecho coincide con la actual vigilancia especial y que frecuentemente se acompañaba con la imposición del domicilio coatto (arresto domiciliario-4-) -desde 1877. Los que pagaron las consecuencias en la primavera de ese año fueron los miembros de la sección italiana de la Asociación Internacional de los Trabajadores, sobre la cual el gobierno había decretado su disolución. A diferencia de otros países, la Internacional había nacido en Italia con posiciones socialistas antiautoritarias y federalistas, en una palabra anarquistas. La propaganda de Bakunin y, sobretodo, el gigantesco eco que había tenido la Comuna de París, ahogada en sangre por la República de Thiers, había llevado a su pleno desarrollo las ideas más radicales presentes en el Risorgimento italiano, las de Carlo Pisacane. Y por ironía de la suerte, el primero en aplicar la admonición contra los anarquistas en la primavera de 1877 fue el ministro del Interior Giovanni Nicotera, uno de entre los pocos supervivientes de la expedición pisacaniana de Sapri. El 25 de Junio de 1857 partieron en número de treinta desde Génova y, liberados trescientos presos de la cárcel de Ponza, desembarcaron en el Cilento el 28 de junio con el fin de provocar un levantamiento de la plebe del Mezzogiorno contra el gobierno de los Borbones y contra los terratenientes. Ese «revoltijo de presidiarios y encadenados» (como era definido por la prensa local borbónica) fue en buena parte asesinado y los cuerpos de los insurgentes, entre ellos el de Pisacane, ardieron en una pira el 1° de julio.
Veinte años después, uno de los alzados convertido en ministro del Interior arrestaba, ammoniva (amonestaba) y mandaba al arresto domiciliario a decenas de anarquistas culpables de querer todavía alzarse, pero esta vez contra la monarquía Sabauda y los terratenientes.

En la petición de la medida de vigilancia especial contra mí, Los fiscales Amato y Ognibene, en nombre de la Jefatura de Policía, sostienen que mi comportamiento «ofende y pone en peligro la tranquilidad pública». También esta fórmula dista mucha de ser reciente. Se encuentra con antelación y casi literalmente en el artículo 426 de un viejo código penal, artículo redactado en 1879 y siempre contra la Asociación Internacional de los Trabajadores, que era definida como «asociación de malhechores». Aún se podría decir que el código Zanardelli y posteriormente el código Rocco-5- eran decididamente más «honestos» golpeando a los anarquistas, socialistas y comunistas, sin esconder la naturaleza política de la represión.

El apartado usado por la democracia, en el año 2015, declara por el contrario que golpea con la vigilancia especial a «todos aquellos que por su comportamiento deba considerarse, sobre la base de elementos de hecho, que se dedican a la comisión de infracciones que ofenden o ponen en peligro la integridad física o moral de los menores, la seguridad, la tranquilidad o la salud pública».
El legislador monárquico y fascista ponía en juego la incitación al odio entre las clases sociales o el propósito de subvertir el orden constituido, y no reunía en el mismo elenco a los menores, la higiene y la tranquilidad pública. Visto que, con suma amabilidad, La Fiscalía no me acusa de molestar a los menores, con el uso típicamente policial de la conjunción «o» (que permite insertar en un elenco todo y su contrario), se me quiere poner durante dos años bajo vigilancia especial y bajo obbligo di soggiorno (residencia obligatoria) por haber puesto en peligro una cierta genérica «tranquilidad pública». Se podría demostrar fácilmente que la considerada tranquilidad pública – a menos que no se quiera restringir la «esfera pública» al dominio exclusivo de ricos, industriales, políticos, dirigentes y comisarios – es puesta en peligro más por el miedo a no llegar a pagar el alquiler y por las condiciones de trabajo cada día más precarias que no por la acción de los anarquistas. Pero no se trata ciertamente de un error del legislador. Siendo deliberadamente impreciso el fin de estas medidas, los criterios para su aplicación son cuanto menos muy discrecionales. En la misma petición de vigilancia, de hecho, se puede leer: «a fines de la legítima aplicación de una medida preventiva no son requeridas las pruebas necesarias para la condena y ni siquiera los «graves» indicios exigidos en la materia…, mientras que son suficientes simples indicios (…) respecto a la participación del interesado en la actividad ilícita los que justifican la adopción de los procedimientos de interés». Y finalmente, una perla que habría enorgullecido a los doctores de la inquisición: «También de una sentencia absolutoria pueden ser recogidos elementos indiciarios ciertamente utilizables a fines de prevención». A la fiscalía de Trento le gusta vencer fácilmente. Primero me arrestan en la operación definida «Zecche«-6- (garrapatas) (ah! que grotesco usar el término del latín «Ixodidae» para ocultar un lenguaje tan excesivamente Mussoliniano…) , después, utilizando el castillo de naipes ya caído en el tribunal, intenta meterme en el congelador durante dos años sin necesidad de pruebas ni de «graves indicios». Y de hecho en las actas de la DIGOS usadas en el informe de la petición de vigilancia especial vuelve como si nada el «GAIT (Grupo Anarco Insurreccionalista Trentino)», nombre inventado por la policía política para sostener la acusación de «asociación subversiva con finalidad de terrorismo» caída durante el proceso.

La fiscalía habría sido más coherente si hubiera dado un ulterior paso: pedir la vigilancia especial como compensación por el empleo de medios y de hombres desplegado en la operación fallida «Zecche«. Quizás no han podido escribir, en la petición de vigilancia especial, que «la ocupación insistente de inmuebles es una conducta que atenta contra la seguridad y la tranquilidad pública, además si se considera, sin necesidad de añadir más cosas, el empeño (en hombres y medios) utilizado en el desalojo». Estoy de acuerdo en que bloquear un barrio entero aislándolo con más de cien agentes, destruir el techo de un inmueble y efectuar cargas contra los ocupantes y los solidarios han sacudido, por si solos, la tranquilidad pública mucho más que la ocupación de un edificio vacío desde hace 15 años. Pero el hacer pagar -penalmente y, como querría el Jefe de Policía, también económicamente- a los desalojados el propio desalojo es una lógica exquisitamente Torquemadesca.

Devenido anarquista desde los 16 años, decidí dedicar mi vida a cambiar radicalmente esta sociedad injusta e insensata. He trazado mi existencia en ese sentido y el numeroso elenco de condenas mostrado por la Fiscalía testimonian que no he cambiado de idea. Que me he vuelto, justo como decía la policía política durante el fascismo para legitimar la figura de la admonición, «insuscettibile di ravvedimento» (incapaz de mostrar arrepentimiento). Y me enorgullece el hecho de merecer, a los ojos de la Jefatura de Policía y la Fiscalía, el mismo procedimiento reservado por la policía Sabauda y la OVRA-7- a los compañeros mucho más combativos y valientes que yo.

Si tratar de poner en práctica los principios de la ética más alta que en mi opinión ha concebido hasta ahora la humanidad  -el sueño de un mundo sin siervos ni amos, el fin de todos los privilegios económicos y de todo dominio político a través de la revolución social- significa ser un «delincuente habitual» (en otra época se habría dicho «malhechor»), bien, si, soy un delincuente habitual. Los considerados ciudadanos honestos que jamás infringen las leyes son los mismos que se quedaban mirando cuando en este país se deportaba a los judíos y se fusilaba a los partisanos. Porque incluso ahora resistiendo, desertando, rebelándose siempre fue una minoría, por largos años vista de manera sospechosa, denunciada, confinada en una dolorosa y dura soledad moral.

Por otra parte, que la admonición fascista coincida en su totalidad con la vigilancia especial democrática no lo he aprendido en los libros, sino escuchando a mi amigo y compañero Lionello Buffatto, comunista indómito, partisano, antifascista desde el primer momento. Cuando me explicaba en que consistía la admonición que lo golpeó en 1938, he podido constatar que las restricciones bajo las cuales había estado expuesto eran las mismas que el Código prevé también hoy, con la única excepción de que él y los otros ammoniti (amonestados) no podían ni siquiera, en cuanto «ciudadanos indignos», caminar sobre la acera. Lionello, muerto a los 96 años en una habitación de la casa de reposo en donde en el sitio de la televisión estaba un kefiah palestino enrollado, había sido alcanzado por la medida de la admonición por haber participado en la famosa reunión conspirativa desarrollada en el bosque de la ciudad de Rovereto. Temiendo que la admonición se transformase en confinamiento o en cárcel toma la vía del exilio junto a su mujer Gina y el pequeño Uliano. Después de haberse unido al maquis francés, re-entró en la ciudad de la Quercia en mayo de 1945. Y dado que la Fiscalía, en la solicitud de vigilancia especial en contra mía, insiste, más allá de mi participación en la lucha contra el TAV en Valsusa, también en las recientes ocupaciones de casas y edificios abandonados en Trento, querría contar alguna cosa sobre Lionello. Vuelto a Rovereto, fue designado” comisario político de vivienda». En cuanto tal, decide requisar una casa vacía en la calle Setaioli cuya propiedad pertenecía a Costa (enriquecido a lo grande durante el veinteno fascista) para alojar en ella a una familia pobre. El todavía comandante en jefe de las tropas aliadas en Rovereto, un tal coronel Somer, convocó a Lionello en su departamento para comunicarle que esa casa debía ser restituida a sus legítimos propietarios, que mientras tanto se habían aliado con la nueva clase dirigente. Debido a la respuesta dada por Lionello, que no había regresado a Italia para aceptar órdenes fascistas, el coronel Somer lo hace arrestar. Dado que la cárcel de la calle Prati fue bombardeada en enero de 1945, Buffatto fue recluido en una cárcel secreta del edificio de Plaza Podesta donde hoy se encuentra el cuartel de la Guarda di Finanza-8- (Dicho sea de paso en ese lugar operó la famosa «banda Carità”, también llamada de los Toscanini, temibles torturadores a sueldo de los nazis, todos posteriormente absueltos en los años cincuenta por haber actuado «bajo coacción»…). Lionello fue liberado poco después gracias a la huelga convocada en la fábrica de tabacos en solidaridad con él.

Miren señorías, la vida es una cuestión de oportunidades y de perspectiva. Habiendo nacido y crecido en una época bastante escasa de impulsos generosos y de coherencia, he buscado a mis maestros entre los muchos muertos y los pocos vivos que nunca han agachado la cabeza.
Lo que he conseguido hacer en todos estos años no ha sido gran cosa, pero he aprendido una cosa importante de todo ello. He aprendido que cada vez que me he batido por lo que considero justo he saboreado el placer de estar al lado de los honestos «malhechores» del pasado y del presente; mientras cada ocasión que he cedido me he sentido solo e infeliz.
Por esto querría deciros, con la menor retórica posible, que no tengo ninguna intención de cambiar mi conducta y que no existe medida que pueda mantenerme alejado de mis compañeros y de las luchas.

Trento, 10 septiembre 2015
Massimo Passamani

La info original, aquí:

http://w ww.informa-azione.info/trento_dichiarazione_di_massimo_all039udienza_per_la_sorveglianza_speciale

NOTAS:

1) Las peticiones de medidas de vigilancia especial contra los compañeros anarquistas activos en las luchas en Italia se han multiplicado en los últimos años, y muy especialmente, contra compañeros/as implicados en luchas como las desarrolladas en Turín contra los desahucios o contra el TAV en Val Susa. La medida incluye prohibiciones de participar en manifestaciones, asambleas o iniciativas políticas de cualquier tipo; prohibición de frecuentar a personas o locales investigados; obligación de residir en una localidad concreta y de permanencia nocturna en la casa, y en casos extremos, también incluye la prohibición de encontrarse con más de tres personas a la vez -esta medida es la que se aplica con carácter general cuando se decretan los estados de excepción o de sitio-.

2) En el momento de publicar esta traducción aún no tenemos información de cómo se resolvió para el compañero la petición de vigilancia especial.

3) En el derecho italiano, la admonición es un procedimiento policial destinado a la prevención del crimen y no a su punición. Obliga al amonestado a llevar una conducta determinada, no frecuentar determinados lugares, personas, etc.

4) Procedimiento por el cual se obliga a residir a la persona en un lugar concreto.

5) Código penal de la época de Mussolini. En este mismo código están inspiradas otras medidas represivas vigentes en la legislación italiana en la actualidad como la relativa a la propaganda clandestina o el artículo 270 bis (el que se refiere a las asociaciones subversivas).

6) El compañero Máximo fue detenido y encarcelado varios meses en el 2012 bajo la acusación de liderar el inexistente GAIT (Grupo Anarco Insurreccionalista de Trento), montaje de la policía y fiscalía para tratar de crear una asociación subversiva en base a la realización de unos sabotajes en la zona. La acusación de asociación subversiva se cayó durante el proceso.

7) Organizzazione per la Vigilanza e la Repressione dell’Antifascismo (Organización para la vigilancia y la represión del antifascismo) policía secreta del régimen de Mussolini fundada en 1927.

8) Unidad especial policial dedicada a la persecución de delitos fiscales.