Historia: la Revolución de Octubre del 34 en Cantabria

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Al mencionar la intentona revolucionaria de 1934, inmediatamente nos vienen a la cabeza los años de la II República, la insurrección de los mineros asturianos a golpe de fusil y dinamita o la proclamación del Estado Catalán en el balcón del ayuntamiento de Barcelona. Pero lo que sucedió en nuestra tierra durante aquellos días cruciales resulta completamente desconocido para la gran mayoría de los y las cántabras. Con este breve artículo trataremos de dar a conocer esta parte de nuestro pasado, que en muchas ocasiones se nos niega, oculta, o minimiza intencionadamente.
Nos encontramos ante un contexto político internacional de ascenso del fascismo en estados como Italia, Alemania y Austria en los que la entrada de partidos de esta ideología al gobierno había llevado a una feroz represión del movimiento obrero y de toda disidencia en general. En este contexto el Partido Socialista y otras organizaciones obreras vieron en la huelga general revolucionaria la única alternativa ante la entrada de la CEDA en el gobierno de la República en coalición con el gobernante Partido Radical, de centro-derecha, y que temían que acabara derivando en la implantación de un régimen fascista.
La CEDA era una confederación de partidos políticos derechistas que no ocultaban su intención de destruir el poder republicano desde dentro y que mantenía posturas que pueden ser calificadas cuanto menos de filo-fascistas. De hecho este partido estuvo presente en el Congreso del Partido Nazi en Nuremberg y su líder, José María Gil-Robles, era recibido en los mítines y actos públicos bajo el grito de “Jefe” en claro paralelismo con el “Duce” Mussolini.
Los preparativos

En Cantabria se constituyó un ‘Comité Revolucionario’ compuesto por los Socialistas, el PCE y la CNT. Esto resultó excepcional, ya que en otros lugares del estado (con la salvedad de Asturies y León) la CNT no participó por desacuerdos con la estrategia, así como por haber desarrollado ya una intentona  revolucionaria fallida en diciembre del año anterior.
La preparación de la huelga fue muy desigual dependiendo del comité local que se tratara. Así, en algunas localidades cántabras el planteamiento de la revolución no se diferenciará mucho del de una huelga general al uso, con piquetes, movilizaciones masivas y sabotajes, mientras que en otras localidades habrá auténticos planes insurreccionales para los que se acumularán previamente fusiles, pistolas y explosivos.
El desarrollo general de la huelga

Podríamos afirmar que los sucesos de octubre del 34 en Cantabria han quedado eclipsados por la magnitud de la insurrección de la vecina Asturias. Allí los revolucionarios proclamaron la República de Obreros y Campesinos que solo la intervención del ejército logró destruir. Aunque en Cantabria no se llegó a este extremo, si que se desarrolló una huelga que duró más de 10 días en la que acontecieron graves incidentes en los que fallecieron al menos 13 personas, hubo decenas de heridos y cientos de detenidos. De estos fallecidos la gran mayoría fueron huelguistas, mientras que por parte de las fuerzas represivas hubo dos bajas.
La proclamación de la huelga general revolucionaria en el conjunto del Estado se hará el 5 de octubre, coincidiendo con la entrada de miembros dela CEDA en el gobierno de la República. En Cantabria comenzará ese mismo día por la tarde. El paro será total en las áreas urbanas e industriales y en general no se producirán incidentes hasta el día siguiente, sábado, concentrándose en el fin de semana los incidentes más graves y remitiendo éstos a partir del lunes. Posteriormente la huelga continuará, pero la proclamación del estado de guerra y la intervención del ejército dificultarán a los huelguistas el desarrollo de acciones directas en la calle, quedándoles tan solo la firme voluntad de no acudir al trabajo y mantener la huelga a toda costa.
El día 15 el Comité Revolucionario dará por finalizada la huelga y llamará a volver al trabajo. Esta incorporación se hace progresivamente a lo largo de esa semana, bien porque inicialmente hay dudas sobre la veracidad de la consigna o debido a que hay que renegociar con las empresas la readmisión de los despedidos por su participación en la huelga. Así mismo, son muchos los trabajadores que se niegan a volver al trabajo pues consideran que mientras sus compañeros asturianos sigan combatiendo, la huelga debe continuar en su apoyo. Los últimos en incorporarse al trabajo serán los obreros industriales de Torlavega, que lo harán el jueves 18. Ese mismo día caerá Mieres, último bastión de los rebeldes de Asturias.
La huelga en las comarcas y valles de Cantabria

La huelga en la capital

En Sanander, el sábado por la mañana, obreros armados tratan de asaltar la aduana y un cuartel de carabineros, con el objetivo de apoderarse de las armas que se encuentran ahí  almacenadas. No logran su objetivo y hay heridos de bala en ambos bandos. Ese mismo día muere una joven, primera víctima mortal de la huelga, al impactarle una bala de los Guardias de Asalto mientras estaba asomada al balcón. Hay tiroteos en la estación de tren y estallan bombas en diferentes puntos de la ciudad, arrojándose incluso una al paso de una camioneta. Así mismo, en Nueva Montaña, los huelguistas intentan asaltar el cuartel de la Guardia Civil, muriendo uno de los asaltantes. También fallecerá un joven en San Román por disparos de la Guardia Civil.
El domingo muere Luis Mateo, hijo del expresidente de la Diputación Provincial de Santander Isidro Mateo, al verse atrapado en medio de un tiroteo cuando caminaba por la calle.

La cuenca del Besaya, epicentro de la huelga.

Los incidentes en el área de Torlavega comenzarán en la madrugada del sábado, en la que es incendiada la iglesia de Sierrapandu y los huelguistas dinamitan el Puente Espina. Por la mañana, los obreros tratan de impedir el paso del tren y sabotean las comunicaciones: carreteras, teléfonos y electricidad, por lo que durante todo el fin de semana habrá cortes de luz, bombas, sabotajes, etc.

Ese día en el centro de la ciudad se producirán violentos enfrentamientos entre huelguistas y Guardia Civil, en los que morirá un obrero.

El lunes fallecerá en una emboscada un falangista que conducía un camión en el que llevaba a un grupo de Guardias Civiles, mientras el jueves agentes de este Cuerpo Armado matarán al destituido alcalde socialista de Polancu cuando le llevaban detenido.

En el cercano valle de Buelna existió un plan insurreccional en toda regla. Para hacerse una idea de la magnitud del mismo, basta decir que la Guardia Civil se incautó de más de 450 armas y hubo unos 260
detenidos tan solo en el valle.

Entre los hechos destacados hay un asalto a la Fábrica de Las Forjas para proveerse de gasolina, en el que muere un Guardia Civil en un tiroteo con un grupo de obreros armados. Así mismo, en San Felices de Buelna, los huelguistas proclaman la República Socialista y colocan la bandera roja en el ayuntamiento. Pocos días después, un obrero que viajaba en bicicleta fallecería víctima de los disparos de la Guardia Civil.

Campoo

La huelga comienza en Rinosa el sábado 6, con la paralización total de la actividad de la fábrica de La Naval y del comercio en la villa. Ese mismo día fallecerá un comerciante en un enfrentamiento con piquetes, y poco después la Guardia Civil matará a dos obreros. Al día siguiente llegarán tropas desde Burgos para reprimir la huelga, apoderándose de la capital campurriana.

En las Rozas los trabajadores de las minas dinamitarán el puente ferroviario sobre el Ebro y tratarán
de tomar el cuartel de la Guardia Civil, pero ante la llegada de fuerzas militares optarán por huir al monte.

Otras áreas

Otras áreas como el valle de Camargu, Piélagus o las villas del oriente (Santoña, Culindres, Castru), también registrarán incidentes y agitación huelguística. Así mismo, las áreas mineras como Ontón o el Valle de Villaescusa serán áreas con una importante agitación revolucionaria, hasta el punto de que será proclamada la República Socialista en el Ayuntamiento de Villaescusa.

En el resto de Cantabria, de predominio rural, sin apenas población obrera y en el que las organizaciones sindicales de clase tenían poca presencia, la huelga apenas se hará notar excepto por la interrupción en la recogida de la leche.

Las consecuencias de la huelga de octubre del 34 en Cantabria.
Habrá en torno a 600 detenidos, para los que la autoridad militar habilita como prisión el barco Alfonso Pérez. Además, a las consecuencias negativas para los y las trabajadoras [1] habrá que sumarle los cientos de despedidos o expedientados por hacer huelga o por participar de una manera activa en la preparación y desarrollo de la misma.

Por otra parte, las alcaldías y los concejales de la izquierda, tanto obrera como republicana, serán destituidos y las corporaciones municipales serán sustituidas por grupos de notables afines a los partidos de la derecha.

Aunque fracasada, la revolución del 34 servirá para unir a todas las fuerzas de la izquierda, lo que incluye a los partidos republicanos que no participaron en ella pero que se verán afectados por la represión. Todos, con la salvedad de la CNT, confluirán en la creación del Frente Popular que vencerá en las elecciones de febrero de 1936 y que incluía en su programa la liberación de los detenidos como consecuencia de la huelga. Las consecuencias no terminan aquí, pero lo sucedido en Cantabria durante la primavera conflictiva de 1936, el golpe de estado del 18 de Julio y la Guerra Civil, merecen sus propios apartados.

[1] No debe olvidarse que en aquellos años en Cantabria existían industrias con una gran mayoría de mujeres en su plantilla como las industrias conserveras de Santoña o la fábrica de betún de Sanander. Al recordar estos sucesos hay que tener en cuenta la participación activa de muchas mujeres obreras que sufrieron el encarcelamiento y la represión.

Fuente: Enfocant.