[Madrid] La distopía más allá del coronavirus: o de cómo la izquierda le está regalando la protesta al fascismo.
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En la madrugada del 1 de noviembre a las 00:00h daba comienzo en el Estado Español el toque de queda. Al mismo tiempo, había convocatorias en las calles para desafiar esta restricción. Las protestas tuvieron eco internacional porque acabaron con enfrentamientos contra la policía, escaparates destrozados, barricadas y algún que otro saqueo.
La izquierda no tardó en poner el grito en el cielo, señalando a la extrema derecha, que estaba en buena parte detrás de las convocatorias de esa noche. Por desgracia, no era fácil unirse a las protestas esa noche y no encontrarse con algún grupo de nazis, al menos en Madrid. Sin embargo, también había mucha otra gente que salió a la calle ese día, muchas personas no eran de derechas siquiera, y probablemente habría más de un chaval sin papeles, de esos que tanto les gustan a los nazisi.Hubo enfrentamientos contra la policía en diferentes puntos del territorio Español como Murcia, Sevilla, Valencia, Madrid, Burgos, Santander, Bilbao y Barcelona.
La reflexión a continuación no trata de desmentir la más que probada participación e incluso convocatoria por parte de grupos fascistas tras algunas de estas protestas. Tampoco buscamos legitimar la participación por parte de la izquierda en las mismas, porque estamos lejos de querer vernos compartir barricada con la escoria nazi.
Nos llama la atención lo ágilmente que la izquierda se ha dispuesto a señalar a la extrema derecha acerca de los acontecimientos. Está claro que la violencia política siempre es tomada por la democracia como arma arrojadiza para deslegitimar a “los extremos” (pues el Estado es el único que puede ejercer la violencia de manera legítima y hegemónica). Para poder erigirse como lo neutral, el término medio y lo más legítimo. Lo bochornoso es que haya determinados colectivos, autodenominados anticapitalistas, que participen de esta farsa.
Mientras algunos grupos fascistas (que habían instigado las movilizaciones) echaban balones fuera culpando a lxs antisistema y los “Menas” de lo ocurrido; las redes sociales se llenaban de respuestas de la izquierda en forma de artículos e imágenesii. Una parte de esta respuesta es entendible, en tanto que responde a declaraciones que no son del todo ciertas.
Sin embargo lo que para nosotras no es cuestionable son los enfrentamientos en sí mismos, los daños contra multinacionales y bancos y los policías heridos. Como tampoco lo son las razones que subyacen a estas convocatorias, puesto que el Estado Español está aprovechando, como otros, para afianzar un estado policial cada vez más totalitario, con la excusa de la pandemia.
Lo que queremos decir es: No fuimos las anarquistas quienes instigaron a salir a la calle esa noche a causar destrozos. Pero podríamos haber sido, y de hecho, ojalá lo hubiéramos hecho nosotras y no ellos.
Está claro; existen nazis veganos, nazis que luchan por sus derechos laborales, y muchos salieron a la calle cuando estallaron las protestas tras la última crisis de 2008, a pesar de que las convocatorias fueran mayoritariamente de izquierdas, y fueron expulsados en repetidas ocasiones de las protestas. Podemos compartir ciertos conflictos contra el poder con algunos sectores de la derecha, que a menudo se extienden utilizando discursos y estéticas “anti sistema”. Y esto no significa que nuestras luchas compartan lo más mínimo en su totalidad.
Esto no es más que una vieja estrategia del fascismo, que se disfraza de solidario, rebelde y combativo. Lo lamentable es que en esta crisis, que tiene unas magnitudes enormes a nivel social, económico y político, le estamos regalando las protestas a los fascistas. ¿Por qué?
Parece ser que ahora el Estado Español tiene “el gobierno más progresista de los últimos años”. Un aplauso para Podemos. Ahora debemos estar tranquilas, solo hay que verlo. Desde el comienzo de esta crisis han sido muchos los discursos desde la prensa y las redes sociales, que intentan proteger a este gobierno y achacan cualquier posible protesta o disidencia a un ataque de la derecha. “No es momento de discutir, tenemos que estar unidas” Reza la socialdemocracia. Las pocas protestas que hemos podido ver por parte de la izquierda, se han limitado a ciertos territorios en los que éstas se podían dirigir contra el gobierno regional, claro, de derechas. No nos explicamos que los movimientos sociales sean capaces de convivir con estas circunstancias sin sentirse marionetas de los partidos políticos.
Por un lado, queremos señalar que el fascismo está aprovechando el descontento para crecer, pero también que no lo está haciendo sin la ayuda de la izquierda, que intenta invisibilizar la disidencia y toda crítica la achaca a discursos fascistas y conspiranóicos. Pero nosotras, desde nuestras ideas anarquistas, vemos urgente plantear un discurso y una práctica confrontativa contra en Estado y la situación actual, que también le haga frente al fascismo y no le regale las calles. Esto no pasa por hacer como si el Covid no existiera o traspasar los límites de las personas que necesitan sentirse seguras frente a esta situación sanitaria. Creemos que pasa por buscar una gestión desde la autonomía y la responsabilidad individual y colectiva, que no obedezca a imposiciones de ninguna autoridad y que tenga en cuenta la multiplicidad de vivencias y necesidades. Pero por supuesto, enfrentando los intentos del poder por convertir esto en una extensión de sus mecanismos de control social y cuestionando, como siempre hemos hecho, cualquier autoridad. En este sentido, queríamos aprovechar para hacer una recopilación de acciones y aportes anarquistas en las calles durante los últimos meses.
Cuando el gobierno apenas nos permitía salir de casa un par de horas al día, los barrios pudieron ver surgir en diferentes lugares concentraciones y caceroladas contra el gobierno, promovidas en su mayoría por conservadores de renta alta y a las que acudían fascistas. Por suerte, en varias ocasiones se dio respuesta; muchas veces con participación u organización desde grupos anarquistas.
Pero no fue la derecha rancia o facciosa la única que salio a la calle para visibilizar una crítica a la situación política y social, y se dieron algunos pequeños pasacalles anarquistas en diferentes barrios. Todos ellas organizados entre compañeras sin hacer una convocatoria pública, pero alguna de ellas con crónica posterioriii. Cabe mencionar que uno de esos pasacalles en Lavapiés, se topó al terminar con una redada racista a la cual hizo frente a patadas y puñetazos y, junto con algunas personas migrantes que habitan a diario el barrio, se paralizó la redada y echó a la policía hasta que pudieron traer refuerzos para retomar la “tranquilidad” de la plazaiv.
También han sucedido últimamente manifestaciones de convocatoria pública que no contaban con permiso de las autoridades, a las que han acudido en torno a un centenar de personas y que han transcurrido dejando a su paso destrozos en escaparates de bancos, inmobiliarias y casas de apuestas, cortando el tráfico con contenedores y motos de alquiler tras de sí, alerta por la posible actuación policial, que en ningún caso ha llegado a suceder a tiempo. Una de ellas se dio como respuesta ante el desalojo del Ateneo Libertario de Vallekas, el 23 de octubre; la otra con motivo del 20N, tras desconvocarse la convocatoria antiautoritariav, donde además de provocarse varios ataques contra este tipo de empresas, la manifestación se cruzó con un grupo de nazis que tuvieron que huir dejando a dos de los suyos heridos.
Y por último, recientemente un grupo de anarquistas organizó una acción solidaria frente al CIE cuando las personas encerradas dentro comenzaron una huelga de hambre por el cierre de la institución, tras reabrirse después de la cuarentena. Esto se hizo en un barrio que estaba confinado y saltándose las restricciones del gobierno que no permiten concentrarse en grupos de más de 6 personas. También en una convocatoria cerrada que no se publicó y salió adelante entre unas pocas personas afinesvi.
Para algunas anarquistas, salir a la calle no tiene nada que ver con pedirle concesiones al poder. Tampoco pretendemos mostrar que somos muchas, obviamente no lo somos. Para nosotras visibilizar las luchas que se dan es una causa legítima en si misma, y si en este proceder es posible, nuestra propuesta siempre busca atacar al Estado y el Capitalismo en todas sus formas posibles y romper con la paz social que arrastra el sufrimiento y la pobreza de muchas personas. Por ello, nos hubiera encantado estar detrás de las convocatorias que cuestionaban el toque de queda, destrozar cada escaparate de la Gran Vía y herir a 3 o a muchos más policías. Lo más lamentable de este asunto es que el fascismo no está encontrándose la confrontación que deberíamos darle.
Nosotras vamos a seguir atacando al poder en la medida de nuestras posibilidades y buscando romper con esta realidad injusta. Si acudimos a las convocatorias de la izquierda que está claudicando, iremos con el conflicto por delante, como ya lo hicimos en Vallekasvii, y en muchas otras manifestaciones, momentos y lugares. Y también trataremos de generar nuestros propios llamamientos y movilizaciones espontáneas en contra de la “paz” y el silencio que pretenden imponer sobre esta situación que cada vez va a peor. Como lo hemos hecho estos últimos meses, cada vez más convencidas de que no necesitamos una acción masiva ni tampoco el beneplácito del izquierdismo y el politiqueo.
Diciembre 2020, Madrid,
Algunas anarquistas.
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i En los últimos meses han sucedido, al menos en Madrid, varias “protestas” y ataques por parte de nazis hacia los llamados “MENAS”, que son personas menores de edad sin papeles. https://elpais.com/espana/madrid/2020-10-15/manifestacion-ultra-en-madri
viihttps://contramadriz.espivblogs.net/2020/09/29/analisis-cuando-la-polici/
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Imágenes de la protesta delante del CIE de Aluche imagen desalojo del Ateneo Libertario de Vallekas Manifestación en respuesta al desalojoIncidentes la noche del comienzo del toque de queda.